Entender a los swingers

Lo malo de enterarse sobre el estilo de vida swinger en canales dirigidos al gran mercado, es que, generalmente, se construye una visión del ambiente bastante amarillista. Por eso, desde nuestros muchos años de pertenecer a la comunidad sw, nos pareció importante apuntar algunas claves para entender a los swingers y lo que hacemos.

Entendiendo a los swingers. Claves para comprender el estilo de vida sw

¿Qué son los swingers y con qué nos comemos?

Puedes escuchar la versión sonora de este artículo para entender el estilo de vida swinger en Spotify o en tu plataforma de podcast favorita.

¿Cómo entender a los swingers y a sus prácticas no monógamas?

Este artículo puede ser leído como una compilación de las preguntas que más veces hemos contestado sobre la vida swinger, o como un testimonio sincero de alguien que, lejos de querer atraer adeptos a su grey, desea con todas sus fuerzas, combatir prejuicios hacia las no monogamias consensuadas, y en general contra toda práctica que no se ajuste a cánones tradicionales.

¿Por qué somos swingers?

Porque nos hace mucho bien. La práctica sw parte de un principio de complicidad que enfatiza el amor y el bienestar de la pareja. Gracias a esto, hemos aprendido a comunicarnos mejor, a respetarnos más y, sobre todo, a reconocer nuestros deseos, necesidades y temores como válidos. No creemos que esta sea la única forma para aprender a ser una mejor pareja, simplemente es la que a nosotros nos funcionó y en la que hemos sido muy felices por más de veinticinco años. 

El estilo de vida sw nos ha dado una vida social increíblemente rica, una estado mental muy relajado, y nos pone constantemente en escenarios que nos permiten demostrarnos cuánto nos queremos y lo importante que somos el uno para el otro. 

¿Entonces, esto no se trataba de tener sexo con otras personas? Sí claro, pero el ejercicio sexual, por muy grato que sea, es sólo el camino que nos conduce siempre el uno al otro. El punto es que todo lo hacemos juntos y lo hacemos pendiente de la felicidad del otro. 

¿Qué significa ser swinger?

Swingers son aquellas parejas que, estando comprometidas en una relación emocionalmente monógama, deciden compartir su sexualidad con otras personas. Repito: en una relación emocionalmente monógama

Yo no podría compartir a mi pareja.

Bien por ti, nadie te está pidiendo que lo hagas. Pero seguramente, tu certeza se basa en una serie de temores que nos inculcaron con fuego desde la educación. No tiene nada de malo vivir de acuerdo a principios que heredamos de generaciones anteriores, pero vale la pena preguntarse si estas ideas siguen siendo vigentes y útiles para nosotros. ¿Te sirve? Úsalo. ¿No te sirve? Deséchalo.

Al sexo, por ejemplo, le imponemos enormes cargas simbólicas: De éste se deduce el compromiso que hay entre dos personas. También lo hacemos significar nuestro éxito en la vida. Lo mismo lo usamos para vender cocacolas que para restringir los derechos de los demás. Constantemente escuchamos que la estabilidad matrimonial depende de lo que ocurre en la cama. A mayor poder, mejor sexo. Y así, la sexualidad humana carga con todos los lastres de las inseguridades de nuestra sociedad. En ese tenor, impepinable resulta pensar que cualquier acción sexual fuera de la convención, tendrá consecuencias catastróficas. Pero no es así.

La verdad es que el sexo sólo es sexo, y PODEMOS hacer de él lo que queramos, pero no TENEMOS que hacerlo. Que para una persona, el sexo se ligue estrechamente con las emociones, no significa que deba ser igual para todos.  Para los swingers el sexo es un juego y no, no  “compartimos a nuestra pareja”. Más bien, juntos vivimos aventuras que nos hacen felices a ambos. También es un vehículo de socialización que estrecha fuertemente los lazos con otros miembros de nuestra comunidad. 

¿No se enamoran?

Es poco probable. Cuando la gente dice que se enamora y alega sentir impulsos irrefrenables hacia esa sublime veinteañera que parece apenas tocar el piso por donde camina, generalmente lo único que siente es la hambre curiosa de follar con ella. Sin embargo, como casi todo el mundo vive en el paradigma de la monogamia y el sufriente sabe que ese deseo no es lícito, lo disfraza con algo noble e incontrolable, un poder superior. Afortunadamente para él, Hollywood se ha encargado de convencernos de que así es, que el enamoramiento es una fuerza incontenible que todo lo avasalla. De esta manera, su rota promesa de fidelidad eterna queda justificada por intervención de una fuerza sobrenatural y divina. ¡Paparruchas! “A menudo”, dice mi tío Joaquín, “los labios más urgentes no tienen prisa dos besos después”

En el estilo de vida swinger, esos dos besos suelen llegar muy pronto, y nadie (en su sano juicio) distrae su amor genuino, ese que se gana a punta de cotidianidad, de intereses comunes, de domingos en casa de los suegros, de vacaciones o de enfermedades, por la premura de explorar una entrepierna diferente, pero ya conocida. 

Sin embargo, es posible. Del ser humano se puede siempre esperar todo todo el tiempo. Tampoco es para rasgarse las vestiduras, la gente se enamora en los lugares más inocuos: en la fila del cajero o en la junta de padres de familia. Quizá, en este caso, la agravante es la autoflagelación narcisista del yo la llevé, yo se lo pedí, nada de esto hubiera pasado si yo no hubiera hubiera andado de morboso. Tampoco te azotes, José Luis, tu mujer también te pudo haber dejado por tu mejor amigo o por tu hermana. Nos hacemos tontos, pero nadie nos cambia por otras personas, nos dejan por nosotros mismos y por el tipo de relación que construimos. 

Así que no. Swinguear no es, como al cine le encanta afirmar, un tobogán directo al abandono. Es una práctica consensuada entre adultos dueños de sus propio cuerpos y de sus propias emociones que, tiene el potencial para hacer más grande lo que hay en una relación de pareja (lo bueno y lo malo). Te digan lo que te digan, nadie ha terminado nunca su relación de pareja por haber entrado al mundo swinger: la terminaron porque no se llevaban bien, porque no eran sinceros el uno con el otro, porque no se cuidaban entre sí, o porque José Luis insistía en dejar arriba la tapa del excusado. Terminaron porque su relación de pareja dejó de funcionar, el estilo de vida swinger sólamente lo dejó en claro.

¿Los swingers no sienten celos?

Los celos son un tema distinto para cada individuo y dependen de múltiples factores. Pero, el más importante es cultural. Nos enseñaron que quien no defiende lo propio es un imbécil. Y claro, nadie quiere ser un imbécil. Los celos nos ocurren cuando tenemos miedo de perder algo, cuando llegan a nuestra mente imágenes de posibles acciones que ponen en juego el status quo. “Si me descuido, me lo ganan” como si las personas fueran sillas dispuestas para un juego de fiesta infantil. Nuestros celos tienen mucho que ver con nuestro instinto, pero mucho más, con nuestra cultura de la propiedad privada.

“Si me engaña, que no me entere”, decían las abuelas. Porque, en su mundo, la fidelidad cargaba con el peso del matrimonio, y éste, con el peso del financiamiento, y por lo tanto, de la supervivencia. Si el señor engaña a la señora, ella, por “dignidad”, tendría que dejarlo, y en aquella época, ¿de qué iba a vivir la doña si eso ocurre? Por eso nuestro latinoamericano país tiene esa larga tradición de ojos que no ven… Darse cuenta es un riesgo para la estabilidad, y los humanos amamos nuestra estabilidad por infernal que pueda resultar. Para las personas que están condicionadas por este sistema, lo de los ojos que sí ven, es un despropósito ¡Si lo que yo quería era no enterarme y ahora me salen con que hay personas que disfrutan con la autonomía sexual de sus pareja! ¡El acabose!

De ahí el imperativo de “proteger lo que es mío”. (No sea que públicamente quede yo como idiota, o en el mejor de los eufemismos, inocente). Sin embargo, si hablamos de relaciones adultas entre iguales donde lo que cada individuo aporta a la relación sirve para fortalecer la unión y no sólamente para mantener a flote la estabilidad financiera o el buen parecer del vecindario, ¿qué más da si nos dejamos llevar por nuestros placeres y recordamos que los que nos tiene juntos no es el tálamo nupcial sino una historia en común?

A mí, mucho antes que celos, lo que me dan los encuentros swinger es una certeza enorme. Mariana puede estar con hombres mucho más atractivos, fuertes, exitosos y simpáticos que yo. Y sin embargo, elige todos los días de su vida irse a dormir conmigo. Algo bueno le estaré ofreciendo ¿no? 

¿No te da miedo que le guste más el sexo con otro? No, doy por descontado que muchos de sus encuentros sexuales son más satisfactorios que algunos de los que tiene conmigo. La variedad y la novedad son factores protagónicos en este punto. Pero el valor de mi relación de pareja no se guarda entre las sábanas. Les sugerimos leer nuestro artículo sobre la compersión para entender mejor el tema. 

¿Cómo es una fiesta swinger?

La comunidad swinger organiza fiestas para todos los gustos y en todos los formatos. Hay, sin embargo, algunas generalidades. Primero, habría que imaginarse una fiesta no swinger. Habrá gente bailando, echando trago y conversando. Hasta ahí todo igual. La forma de vestir es más provocadora y muchas personas, especialmente las mujeres, aprovechan para lucir lo más sexy posible. 

Una fiesta swinger es un espacio seguro para explorar con libertad, por esta razón, mientras allá afuera tanta gente justifica la violencia a partir de lo largo o corto de una falda, aquí es posible vestir o desvestir como venga en gana. El objetivo es ligar, verse espectacular, llamar la atención y la mayor parte de los asistentes se toman esta misión muy seriamente. 

La interacción también es un poco distinta. En una fiesta vainilla, es raro que alguien hable con quien no conoce. Pero las fiestas swinger son territorios muy sociales y la gente se comporta de manera más abierta. Conversar con gente nueva es bien visto. Bailar con desconocidos es deseable. También, llamarían la atención de un visitante las mil demostraciones físicas de cariño que se procuran públicamente, no solo entre miembros de una pareja, sino también con otros. No es que haya una orgía salvaje ocurriendo en cada rincón, pero sí habrá dos chicos fajando con una chica, o una mujer besando a la esposa de otro.  La fisicalidad reina, los besos pululan. El pudor es una palabra sin sentido.

La diferencia más importante es el playroom. Los playrooms, aún llamados por algunos “cuartos oscuros”, son espacios asignados para que los invitados tengan sexo. Las fiestas swinger suelen tener, al menos, uno equipado con camas y sillones disponibles para que quien lo desee haga uso de ellos. Son espacios muy exhibicionistas en donde es frecuente tener sexo en grupo, ver a otros o ser vistos. Las reglas son muy sencillas: No se toca sin pedir permiso, se recoge la basura que haya quedado atrás, y no se entra a un playroom a conversar o a contar chistes. Básicamente se trata de no incomodar a los demás. Los playrooms mejor puestos ofrecen toallas para colocarlas entre los muebles y el cuerpo. Al finalizar, se espera que los usuarios dejen sus toallas usadas en un contenedor asignado para ello. 

Como en muchas otras interacciones humanas alineadas con la cultura del porno tradicional, en el swinging, la bisexualidad femenina es muy fomentada y la masculina bastante marginal. Lo cual, no quiere decir que todas las mujeres sw sean bisexuales, pero sí hay mucha acción entre mujeres para beneplácito de los hombres.

¿Los swingers se dan todos contra todos?

No, realmente no. Aunque puede haber reuniones de gente muy cercana y de mucha confianza en las que todos podrían estar con todos, en la mayor parte de los casos no ocurre así. Cada quien juega con quien quiere y ese número suele estar reducido a una o dos parejas por noche. Nosotros, por ejemplo, ni siquiera somos mucho de jugar en fiestas. Más bien recorremos el lugar repartiendo besos y fajes y, claro, socializando. 

¿Cómo funciona un intercambio de parejas? 

El intercambio de parejas tal vez sea la práctica que primero viene a la mente cuando hablamos de mundo swinger. No es lo único que hacemos, pero hablemos de ello. Los juegos sw inician cuando una pareja busca a otros que están en una situación similar a la propia. Es decir, son una pareja emocionalmente monógama que, simplemente, desea expandir su devaneos sexuales más allá de la propia cama.

Cuando se encuentran dos parejas similares, se repite un patrón parecido a lo que pasa en los ligues vainillas. Hay salidas, coqueteos e insinuaciones sexuales, con la diferencia de que aquí, en lugar de hacerse entre dos, se hace entre cuatro. Más personas, más diversión, ¿no? Pero sobre todo, mejor autoestima, porque cuando a un soltero le sale mal su date, se frustra y regresa triste a casa. En cambio, cuando una pareja tiene una cita no tan favorable, siempre se tienen el uno al otro y eso es lo verdaderamente importante.

Cuando todo va bien, ambas parejas quedan en continuar hacia un motel, un playroom o una casa, dependiendo de dónde haya iniciado el cortejo.  Y ahí, todo puede suceder. En esta parte del relato es donde siempre nos preguntan ¿Y qué pasa si hay química entre dos y no la hay  entre los otros dos? Pues nada, mucho dependerá de cada quien y de las circunstancias. Puede ser que la incompatibilidad sea tan grande que sea mejor suspenderlo todo y los que sí se entendían se queden con las ganas de seguir entendiéndose. O puede ser que no sea para tanto y que, en aras de la diversión, se continúe con los planes. Usualmente, esto se llama “tomar una por el equipo”. Se explica como: “tú quieres con ella, pero yo no quiero con él. Anda, dátela y yo te cubro”. Pero no es tan así, no se trata de que nadie se sacrifique por nadie, ni que una experiencia que tiene que ser grata termine en el diván del psicoanalista. Se puede entender mejor desde las ganas de pasarla bien. Después de todo, tener sexo con alguien no obliga a casarse y tener hijos con esa persona, así que tampoco es necesaria una lista de cotejo para evaluar a un posible candidato sexual. 

Para alguien no swinger, tal vez la idea de acostarse con una persona que no la vuelva loca, sea difícil de asimilar. Pero como nosotros no tenemos que presentarle a esa persona a nuestros padres, ni a nuestros amigos, como nosotros no vamos a llevarlos a una boda, ni poner en FB que estamos en una relación, la verdad no pasa nada. Incluso, estar abiertos a estas opciones nos pone muchas veces el la ventajosa situación de descubrir tesoros ocultos donde no los esperábamos. Para muchos de nosotros, la atracción física es esencial, pero otros preferimos la compatibilidad de las ideas.

¿Se pueden repetir parejas o no?

Dependerá de cada quien. A nosotros, por ejemplo, si algo nos gusta nos parece sabio repetirlo. Pero también hay para quien repetir es perderse de la gran variedad que ofrece este mundo y prefieren buscar nuevos horizontes, literalmente.

¿El swinging es sólo para parejas?

Alerta de polémica: Sí. 

Me explico. Una pareja swinger es aquella que abre su sexualidad a otras personas. Puede decidir hacerlo con otras parejas, o con mujeres y hombres solteros. Cada quien hace lo que quiere en su cama. Pero es difícil pensar que una persona sin ningún tipo de compromiso de monogamia sentimental pueda ser swinger. Podrá, claro está, coger con quien quiera y cuando quiera: hombres, mujeres, parejas o aldeas. Pero no está modificando un paradigma vinculado a las relaciones de pareja. 

Swinguear requiere cuestionar los valores de la pareja tradicional y poner en práctica un modelo relacional alternativo. Un soltero, simplemente vive y ejerce su sexualidad con libertad sin tener que replantear ningún tipo de convenio. Hay otro artículo en el que hablamos con más profundidad del tema y, por si lo quieren leer, se encuentra aquí.

¿Cómo saber dónde hay clubes y fiestas swinger?

Maravilloso es el reino del internet. Hoy en día, existe todo tipo de información en línea. Hay redes sociales especializadas en el ambiente sw en donde se anuncian fiestas y clubes y donde es posible encontrar personas con intereses similares. También, en Twitter hay una enorme comunidad sw en la que participan toda clase de perfiles. Cuidado, muchos de ellos no son genuinos, pero muchos otros sí. Sólo hay que mantener un espíritu crítico durante la selección.

Una simple búsqueda en Google, les puede dar una buena idea de los clubes y organizadores que se encuentran cerca del lugar donde ustedes viven. Al menos en México, hay swingers por todas partes. Aquí en “Jardín de adultos” reseñamos y damos información sobre los sitios que visitamos e informamos sobre los eventos que nos llaman la atención. Por eso es útil venir a visitar nuestro blog con alguna frecuencia.

¿El estilo de vida swinger es peligroso?

Relativamente, no. Consideremos los riesgos propios de salir de noche y de encontrarse con personas a las que no conocemos. Pero seguir simples reglas básicas de seguridad disminuye mucho el peligro. Por otro lado, los lugares en los que nos reunimos los swingers suelen ser sitios más seguros que sus equivalentes en el mundo vainilla. 

A nuestros clubes no llegan grupos de amigos tratando de probar su masculinidad entre pares. En estos lugares, los visitantes son parejas que, lo que menos quieren es meterse en problemas porque están al pendiente de la seguridad de una persona a la que aman. Son sitios en donde el ejercicio de la libertad permite una estructura de control mucho más evidente porque las segundas intenciones no tienen demasiado sentido: todos venimos a más o menos lo mismo.

¿Es caro participar en el mundo swinger?

Relativamente, sí. El swinging es un estado permanente de ligue. Generalmente estamos tratando de mostrar nuestro mejor lado y eso requiere atención y presupuesto especial. Además, puesto que somos una sector formado por parejas estamos constantemente moviéndonos entre dos mundos y sus respectivos gastos. Por un lado, vivimos el matrimonio con renta, colegiaturas y demás requisitos de la vida adulta. Y por el otro, disfrutamos de la vida desparpajada de los soleros, entre fiestas, moteles, viajes, clubes y citas.  En términos financieros, es lo peor de dos mundos.

También tenemos que tomar en cuenta que el mercado swinger es proporcionalmente reducido, lo cual, quiere decir que cualquier empresa que dependa de este mercado, necesariamente tendrá que elevar sus costos considerablemente. Un cover en un antro de moda costará cerca de 300 pesos mexicanos, un cover en un club swinger puede costar 1500. Y si se trata de un evento especial, los precios se elevan mucho más.

Sin embargo, al menos en la CDMX hay toda clase de circuitos ajustados a toda clase de presupuestos, así que tampoco es para espantarse. Sólo hay que ubicar el tipo de lugares en los que estamos más dispuestos a gastar nuestro duramente ganado dinerito. 

¿Hay algo que no les guste del ambiente swinger?

El mundo swinger no puede abstraerse de la sociedad en la que está inmerso. Tristemente, vivimos en una sociedad muy llena de vicios y prejuicios que, aunque en menor medida, se filtran también en nuestra comunidad. Hemos dicho antes que, dentro de los modelos relacionales alternativos, el nuestro es el más conservador. Somos un grupo bastante heteronormado y motivado por valores cercanos a los conceptos más patriarcales de familia y sociedad.

Esto resulta en que seguimos replicando conductas que contrastan con las banderas de libertad, equidad, y tolerancia. Tendemos, algunas veces, hacia la misoginia, la homofobia, el racismo y el clasismo. Sin embargo, vamos cambiando paulatinamente; swingers jóvenes entran al ambiente con definiciones diferentes  y educan a las generaciones más tradicionales. El mundo se modifica y nosotros también, incluso a un ritmo un poco más acelerado. Así que lo que no nos gusta del ambiente es lo mismo que no nos gusta del mundo exterior, pero el nuestro sigue siendo un lugar más seguro, más libre y mucho más generoso. 

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About the Author: Diego el de Mariana

Diego y Mariana son una pareja swinger mexicana aficionada a contar sus historias y a compartir sus aventuras en el estilo de vida sw. Los autores detrás de "Jardín de Adultos", "¡Mariana no da consejos!", "Breve Manual para Swingers" y otros muchos proyectos dirigidos a dar información sobre el ambiente liberal y a fomentar una cultura de diversidad, sexo positivo, y educación responsable.

2 Comments

  1. Excelente artículo. Sirve para explicar a toda la gente lo que s el ambiente de manera general y muy bien cuidada en cada palabra. Nos encanta leerlos. Saludos de almasgemelasw

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