¿Cómo invitar a tu pareja al mundo swinger?

Te mueres de ganas de vivir una experiencia de sexo grupal e intercambios, pero aún no sabes cómo invitar a tu pareja al mundo swinger. Tu predicamento es de lo más común: ¿Cómo le sugiero a mi pareja que nos hagamos swingers?

Dos conversaciones para invitar a tu pareja al mundo swinger.Dos conversaciones para iniciarse en el swinging.

Puedes escuchar la versión sonora de este post sobre invitar a tu pareja al mundo swinger en Spotify:

¿Cómo le pregunto a mi pareja si quiere ser swinger?

Cada relación de pareja es distinta y, por lo tanto, no hay una forma única para empezar. Pero por lo visto tú ya te decidiste. ¡Felicidades! Has pasado incontables noches de insomnio explorando alternativas sexuales a la monogamia. Posiblemente ya sabes cuáles son los mejores clubes sw de tu ciudad y hasta has leído algunos artículos de este espacio para familiarizarte con la jerga del oficio y los conceptos básicos. ¡Diantres! Si tan sólo tu chico o tu chica estuviera a bordo.  ¿Cómo decirle que la exclusividad sexual, tal vez, ya no sea lo tuyo?

Antes de lanzar una bomba en el desayuno que, posiblemente, termine en portazos y lágrimas, analiza el tipo de relación que has construido con tu pareja. No es saludable comenzar a explorar los cuerpos de otras personas si tu relación se encuentra en terrenos pantanosos. No quiero decir con esto que debas tener un matrimonio modelo y sin problemas. Aunque nadie en el ambiente te lo dirá con todas sus letras, son muchos los ejemplos de parejas que iniciaron sin estar en su mejor momento y a quienes el estilo de vida los acercó y ayudó a fortalecerse.  De todas formas, no es lo más común. Tu experiencia ya te habrá dicho que las relaciones de pareja son fenómenos multifactoriales, y que lo que funciona a unos no necesariamente les sirve a todos.

Hablemos, entonces, no de fórmulas sino de probabilidades de éxito. ¿Eres de los que todavía tiene miedo de que su cónyuge encuentre su celular desbloqueado? Posiblemente haya cosas que arreglar. Por el contrario, ¿tu pareja te obliga a darle la contraseña de tu celular? Otra vez, posiblemente haya cosas que arreglar. ¿Ves a dónde quiero llegar con esto? Es mucho más probable que el swinging les funcione mejor si tienen una relación saludable basada en una comunicación abierta y en un genuino interés por el bien del otro. Por lo tanto, habría que pensar, más bien en dos conversaciones que debes tener antes de iniciar una aventura en el terreno de las no monogamias. Una es contigo y otra, con tu pareja.

Primera conversación: habla contigo

¿Es un buen momento para hablar de relaciones no monógamas?

Lo primero es un diagnóstico sobre tu relación de pareja y preguntarte si están listos para hablar del tema.  Algunas preguntas que pueden servir para guiarte son.

¿Podemos hablar el uno con el otro sobre nuestras relaciones con personas del sexo opuesto?

Imagina un escenario donde ella platica que se siente incómoda por la forma en la que un compañero de trabajo demasiado afectuoso la trata. ¿Crees que la  reacción de él la ayuda a abrirse más y a sentirse protegida o crees que ella pensaría que es mejor no decir nada para no molestarlo o hacer una escena? O piensa en una situación en la que él platica lo halagado que se sintió cuando la mesera le coqueteaba. ¿Se trata de una charla que puedan sostener entre risas y bromas o platicar la anécdota generará un problema?

¿Vemos porno juntos o hablamos de ello?

No necesariamente hay que ver pornografía, puede ser leer relatos eróticos o hacer juegos de rol, pero es un ejemplo que ilustra bien la capacidad de compartir fantasías y de reconocer en el otro el derecho al deseo. Si uno de los dos se siente insultado frente a la posibilidad de que su pareja se encienda con pixeles animados, ¿qué les espera cuando hablemos de cuerpos de verdad? En cambio, si hablar de fantasías mutuas, de movimientos que les gustan en la cama, de estrategias de seducción o de otras personas que encuentran atractivas son temas recurrentes que vienen con facilidad, es mucho más sencillo dar el brinco a hablar de abrir su cama a otras personas.

¿Qué tan común es que pensemos en formas de hacerle daño al otro para darle lecciones?

Estoy hablando de esas pequeñas venganzas que toda persona casada ha estado, al menos, tentada a cometer. Ahora voy a dejar los platos sucios en la mesa para que cuando me pida que los recoja pueda reclamarle que no cambió el rollo de papel de baño. Cosas por el estilo. En nuestra experiencia, aquellos cuya ruta en el lifestyle es más tortuosa, son quienes que no terminan de ver a su pareja como aliado; y un aliado no está pensando en maneras de herir a su propio equipo. Lo primero es saber que todos nos equivocamos (y olvidamos cambiar los rollos de papel higiénico) pero nuestros errores nunca pueden ser provocados por la necesidad de lastimar a la persona que amamos. Si ese es el caso, mejor resolver ese tema primero. El camino inicial en el swinging suele estar lleno de equivocaciones, y es importante saber que podrán manejarlas de forma adulta y generosa.

¿Soy feliz cuando mi pareja es feliz?

Todo mundo contesta esta pregunta con un inmediato sí, pero no es tan sencillo. Nunca es tan sencillo. Generalmente podemos disfrutar de la felicidad del otro siempre y cuando la propia no esté comprometida. De ser así,  la cosa se torna más compleja. Claro que, como soy un marido muy cool, estoy  bien con la idea de que mi esposa salga con sus amigas, tome unos tragos, se divierta como adolescente y llegue a casa a las altas horas de la madrugada arrastrando las erres y oliendo a cigarro, porque creo que le hacía falta una noche de esas. Pero si, mientras tanto, yo no estuve viendo Netflix y comiendo pizza, sino que quedé atrapado en un embotellamiento de perros, llegué a encontrar el departamento inundado porque el excusado tiene una fuga que nadie había visto, y cuando terminé de trapear y de recoger los cadáveres de mis libros empapados, llegó la administradora del edificio apoyada por una horda de vecinos a requerir el pago inmediato de los estropicios causados en las áreas comunes por la infame fuga del inodoro, tal vez, compartir la felicidad de mi pareja cuando llega a casa muerta de la risa, sea un poco más difícil y, entonces, me enfade con ella por no estar conmigo para enfrentar los rudos embates de la vida doméstica.

En la práctica swinger, el ideal es, por su puesto que todos los involucrados la pasen igual de bien. Pero rara vez es así, el placer está vinculado a diferentes factores y la misma situación nos puede pegar distinto a todos. Puede ser por falta de química, de erecciones o de estrategias de alcoba, pero, en algún momento, no la pasarás nada bien y, simultáneamente serás  testigo del fogoso despliegue de acrobacia y diversión que tu pareja puede derrochar con alguien que no eres tú. ¿Crees poder manejar una situación como esa de manera saludable? Si fuera el caso inverso, ¿tú pareja lo haría? Obviamente, no lo sabes porque no has estado así, sin embargo, habrán estado en situaciones análogas y  han experimentado infinidad de  sensaciones negativas. ¿Son exitosos manejándolas o podrían trabajar en ello?

¿Hacemos travesuras juntos?

Hay personas que se esconden de sus parejas para hacer travesuras y hay quienes hacen travesuras juntos. Las relaciones swinger viven de complicidad y es poco probable que tu pareja acepte probar contigo algo como el sexo en grupo si no están acostumbrados a romper límites y sentirse protegidos en ello. Entre la rígida idea de fidelidad impuesta por el modelo de matrimonio tradicional y la libertad de las no monogamias, hay un espacio enorme lleno de aventuras graciosas. El concepto de travesura es distinto para todos, pero lo importante es saber que cuando hacemos algo poco convencional, divertido, y un tanto bochornoso, lo hacemos porque sentimos el refuerzo positivo de la persona que amamos. Si, en el universo de ustedes, la desnudez pública es transgresora y han tenido la confianza de probarla juntos, entonces hablar de visitar un club swinger por primera vez, viene al caso. Pero si para comerse un chocolate a deshoras o tomar una cerveza de más, es costumbre, esconderse el uno del otro, el pronóstico no es prometedor.

Algunas veces cometemos el error de presentarnos frente a la persona que amamos como un monumento a la rectitud. Sin embargo plantear la aventura de romper convenciones sociales tan fuertemente establecidas, necesita que tu pareja sepa quién eres en verdad. Así le será más sencillo comprender de dónde vienen tus deseos y querrá ser parte de ellos. No se puede esperar que la esposa de Don Justo, el caballeroso defensor de la castidad y guarda de las buenas costumbres, procese con facilidad que un día su marido amaneció con el capricho de verla en el centro de un gang bang.

¿Si reprobé este examen tengo que renunciar al estilo de vida swinger?

Nada de eso. Sólo piensa que abordar el tema con tu pareja tal vez no resulte tan sencillo y que es prudente tomar algún tiempo para construir un tipo de relación en el que tocar el tema sea más natural y más cómodo. El swinging es un deporte que se juega en parejas en el que lo más importante es la pareja y no el resultado. Por lo tanto, es buena idea hacer un poco de calistenia emocional antes de subirse a la cancha. Si temes que será una plática difícil, es posible que vaya a hacerlo, y por eso creo que es mejor trabajar primero en edificar una relación de pareja basada en la confianza, el  amor desinteresado, la comunicación abierta, y la complicidad.

Segunda conversación: hablar con tu pareja

¿Cómo le propongo a mi pareja una experiencia swinger?

A Mariana y a mí nos funciona hablar de cosas relevantes en el coche cuando viajamos por carretera. El ambiente relajado y espíritu de vacación nos ponen en un estado mental apropiado. Pero esos somos nosotros. Muchas parejas sw experimentadas aseguran que es bueno iniciar la conversación en la cama para comenzar a fantasear entre los dos. Mi punto es que tú sabes mejor que nadie cuál es el mejor momento para hablar con tu pareja.

Nunca es bueno lanzarlo de camino a casa de los suegros o, como hacía yo con mi padre para que me firmara las boletas de calificaciones; un segundo antes de que él  tuviera que salir corriendo a la oficina. Se trata de buscar un entorno en el que los dos se sientan libres para explorar posibilidades.

Lo importante es que la propuesta no llegue como un capricho ni como una imposición sino como una alternativa. Es buena idea anteponer los deseos y el bienestar del otro, antes de los propios. En lugar de “yo quiero estar con otra persona”, prueba: “¿has fantaseado con estar con alguien más?”. Puedes, por ejemplo, elaborar sobre fantasías o travesuras en las que ya hayan sido cómplices y les haya dado buenos resultados. Si ya han hablado de alguien que les gusta (incluso vale un personaje de ficción), puedes, durante el sexo invitar a tu pareja a imaginar que ese persona está ahí con ustedes. Hazle preguntas sobre lo que le gustaría que pasara con él o con ella.

Para algunas personas, la idea de tener sexo con alguien más, está completamente fuera de cualquier contemplación. Es perfectamente válido. Si ese fuera el caso, espetar de pronto una invitación a compartir la cama con otros, probablemente no será bien recibido. A lo mejor es preferible bajar un poco las expectativas y hablar, más bien, de tener sexo en un lugar en el que los puedan ver. Lo importante es plantear romper los límites que están cercanos a su realidad y no esperar que alguien, de la noche a la mañana, mute por completo su escala de valores o ideología y se transforme en una máquina de exploración erótica. En fin, tú sabes con quién vives y a lo que puedes aspirar a corto plazo.

Es muy común que, para cuando esta conversación aparece, uno de los dos (quien propone) ha investigado exhaustivamente y conoce el tema al detalle. Entonces, claro, procede a su exposición con láminas y toda la cosa. ¿Recuerdas lo aburridas que eran las presentaciones de tus compañeritos en la escuela? Pues esta, además de aburrida será fastidiosa porque estarás tocando un tema con mucho potencial para incomodar. Por lo tanto, aprende esa valiosa lección de Los Increíbles y evita monologar. Haz preguntas, propón fantasías, invita a la otra persona a imaginar y guarda los resultados de tu fabulosa investigación para cuando sean pertinentes. Se trata de que planeen juntos el camino y no de imponerle un mapa y un cronograma.

¿Qué evitar al invitar a tu pareja al mundo swinger?

Lo más importante es evitar la presión y la imposición. Hay muchas formas en las que involuntariamente podemos terminar presionando a nuestra pareja, consiguiendo nada más que  resultados catastróficos. Piensa en esto: En el swinging, salirte con la tuya te dejará, antes o después, con un problema en las manos. Podrías creer que “ganaste” pero si los conceptos siguen siendo “ganar y perder” en lugar de explorar juntos, no van por buen camino.

Una forma de presionar, sin duda, es el chantaje. Aléjate de las amenazas o la autovictimización. En el mejor de los casos te toparás con pared, y luego, franquearla será mucho más difícil. En el peor, tu pareja posiblemente se suba al barco y sufrirá  cada parte del recorrido. Luego tú estarás terriblemente frustrado o frustrada porque, como no están en la misma página, el viaje no era lo que esperabas.  Después, una guerra cruel porque tu pareja accedió por compromiso y ahora tiene al rencor, a la culpa y al desprecio haciendo una fiesta de golpes en su cabeza.

No compares tu relación con otras, y mucho menos partas de que Fulano o Mengana son más felices que ustedes porque ellos sí se atreven. Entrar al swinging es una invitación a probar juntos nuevas experiencias porque la vida que tienen juntos los hace felices y quieren alimentar lo que ya tienen. Es decir, no partas de las carencias sino de la riqueza de tu relación. Es mejor “Me encanta ver tu cara cuando te excitas, se me antojaría verla cuando estás con alguien más” que “Es que ya no hacemos nada divertido y siento que ya no te prendo, deberíamos hacer algo diferente”.

Otra pésima idea es negociar la rendición a cambio de cosas que nada tienen que ver con el sexo. Hacer trueque con favores sexuales, sin duda, puede ser un juego muy divertido y lleno de erotismo, pero sólo funciona a) si es claramente un juego y b) sólo se entrega lo que se quiere dar. Si, en cambio, esa misma mecánica se aplica para que un miembro de la pareja se sienta forzado a aceptar una situación que excede sus verdaderos deseos, se avecina una tragedia. No puedo condicionar la ayuda que debo brindar a mi pareja para resolver un problema, por ejemplo, con su familia, a cambio de que acceda a una sesión de intercambio de parejas. Además de ser mezquino, si alguien acepta una práctica sexual que no desea porque no le queda de otra, estamos frente a un caso de violencia.

En resumen: ¿Cómo invitar a tu pareja al mundo swinger?

Primero analiza el estado de tu relación. Si sabes que tú y tu pareja son cómplices y están seguros del amor que se tienen, procede al paso dos. Si no, regresa a la casilla uno. En lugar de presentar una propuesta concreta que cumpla con todas tus expectativas, abre un espacio de conversación en donde puedan juntos manifestar sus fantasías y deseos. Juntos, denle forma a una posibilidad que quieran explorar y de la que ambos obtengan el placer y gozo que están buscando. Basa tu propuesta en lo que que quieres que el swinging haga para enriquecer su matrimonio, y nunca en resolver los problemas que te aquejan.

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About the Author: Diego el de Mariana

Diego y Mariana son una pareja swinger mexicana aficionada a contar sus historias y a compartir sus aventuras en el estilo de vida sw. Los autores detrás de "Jardín de Adultos", "¡Mariana no da consejos!", "Breve Manual para Swingers" y otros muchos proyectos dirigidos a dar información sobre el ambiente liberal y a fomentar una cultura de diversidad, sexo positivo, y educación responsable.

7 Comments

  1. Somos una pareja de 47 años ambos, hemos tenido experiencia en tríos y a veces ella sale sola a algún encuentro, en lo personal me gustaría que ella tenga a alguien fijo y vivir una relación de 3. No nos consideramos SW, cómo llegar a ése punto?

    1. Hola, Soy casado, de 66 años y me gustaría vivir una relación estable de tres. Mi esposa no comparte mis ideas del SW. Vivo en San Luis Potosí, Capital. ¿No se interesarían en mi?

  2. Nos ha encantado este post también. Creo que es la parte más importante cuando se trata de incursionar en el mundo swinger. No existe una receta y considero que la comunicación es lo primero que hay que poner sobre la mesa. 😉

  3. Llevo tiempo con ese morbo por dentro,no sabía cómo se lo podría pedir a mi esposa.yo tengo 40 y ella 37.una noche mientras teníamos relaciones le comenté sobre Acer un trío o un intercambio y algo confusa pero con miedo pero me dijo q si.yo soy delgado pero definido y ella normal pero con un poco de estrías por los embarazos y esto es lo q la frena,me dijo q así nadie se fijaría en ella.estoy en eso.saludos.

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