Mi pareja quiere probar eso de los swingers ¿Cómo debo reaccionar?

Esto es para quienes no habían pensado antes en swinguear pero que, de pronto, están frente a un insistente, o al menos sugerente, cónyuge que pide abrir un poco la relación hacia esquemas menos monógamos.

Tu pareja te pide una experiencia swinger

¡Mi pareja me pide que nos tengamos una experiencia swinger! 

Puedes escuchar la versión sonora de este artículo sobre qué hacer si tu pareja te pide que se hagan swingers en Spotify o en tu plataforma de podcast favorita.

Primero, un disclaimer. Este artículo no intenta convencer a nadie, ni sirve para dar argumentos para presionar a ninguna persona para que haga algo que no quiere hacer. Pero imagino que más de uno o una han sido agarrados con la guardia baja durante el café del desayuno y les cayó como bomba de agua fría la pregunta de: “¿Y si probamos esto de los swingers?”. Si es ese tu caso y, antes de sufrir un ataque de hiperventilación, decidiste investigar un poco y, por artes algorítmicas de Google, te topaste con este artículo, ¡felicidades! Para ti lo escribimos. 

¡Mi pareja quiere probar eso de los swigers!

Que no cunda el pánico, la no monogamia no es la muerte

Que tu media naranja tenga fantasías que involucran a otras personas no tiene nada que ver con el nivel de satisfacción que tenga en su relación contigo. Tu vida en pareja es mucho más que la curiosidad o que la necesidad de experimentar. Así que no. Esto no tiene por qué ser el principio del fin ni significa, necesariamente, que se hayan cansado de tus caricias. Hasta podrías verlo como un signo de la confianza que tu cómplice de vida te tiene y que le permite hablar con franqueza de sus deseos, anhelos y necesidades. Swingers o no, esa capacidad de comunicación es una ventaja para cualquier pareja. Es perfectamente humano desear a más de una persona, e incluso es posible que algunas de sus fantasías, más que tratar sobre tocar pieles distintas, tengan que ver con verte disfrutar en otros brazos. 

Puedes entonces relajarte y hacer una serie de cuestionamientos que te harán saber si esta práctica es o no para ustedes en este momento de sus vidas. Mientras tanto, ten la certeza de que si tu decisión es negarte a la propuesta, estás en todo tu derecho y no hay nada de malo en ello. El mundo swinger gira en torno a la  libertad y ésta se manifiesta en cualquier decisión que tomes. 

¿A que te están invitando cuando te proponen el mundo sw?

El ambiente swinger ofrece toda clase de experiencias. Probablemente, cuando te hicieron la propuesta, te pidieron cumplir con una fantasía específica. Tal vez, fueron más ambiguos, pero no importa, lo relevante es que sepas que el abanico de opciones que tú y tu pareja tienen para probar algo nuevo que incluya a otros participantes es muy vasto y, entre todas esas alternativas, hay mucho espacio para mediar entre sus deseos y tus propios límites. Si la fantasía ideal de tu pareja es demasiado para ti, pero estás dispuesto o dispuesta a romper un poquito tus límites, pueden alcanzar juntos un justo medio (o cuarto, o dieciseisavo), que los deje a ambos con un buen sabor de boca. No todo el swinging es intercambio de parejas.

Por otro lado, también existe la posibilidad de que la curiosidad sea pasajera y, una vez que tu pareja esté más cerca de la experiencia, decida que tampoco era lo que esperaba y dé marcha atrás. Piensa en la cantidad de acrobacias sexuales que han intentado sólo porque, en teoría, sonaban bien, pero a la hora de la hora tampoco era para tanto y tan sólo quedaron como una palomita más en su lista de cosas por probar. No te quita nada tantear el terreno y darle un poco de gusto. En cambio una negativa absoluta puede germinar una fijación que se convierta en un triste sentimiento de frustración y nadie quiere eso. 

También puede ser, seamos sinceros, que descubran algo que les cambie la vida para bien. Son muchas las parejas que entraron al ambiente swinger para ver qué pasaba y en pocas semanas encontraron su lugar feliz, se reencontraron con una parte de su relación de pareja que habían olvidado, aprendieron mucho sobre ellos mismos y vivieron felices para siempre. (Tal vez lo de vivir felices para siempre sea una hipérbole, pero permítanme la licencia porque funciona bien). 

Entre la vida monógama que llevan hasta ahora y una orgía salvaje con tres mil trescientas treinta y tres personas de todos los géneros conocidos, también hay coquetear con otros, tener sexo entre ustedes mientras ven a alguien más, darle un beso a una chica diferente, salir a tomar un trago con una pareja, visitar un club swinger, desnudarse en una fiesta, ver a gente follar, volverse locos en público, bailar pegados, etc… El objetivo es abrirse un poco, vivir algo diferente juntos, y tener una aventura que los haga cómplices de travesura.

En Jardín de adultos tenemos varios artículos que hablan sobre nuestro estilo de vida y que te pueden servir. Te sugerimos empezar por este, pero también este otro viene al caso.

¿Cuál es el estado de tu relación?

Antes de que sigamos déjame hacerte una pregunta. ¿En qué estado se encuentra tu relación de pareja? Este estilo de vida, lo decimos nosotros y lo dice prácticamente cualquier swinger, magnifica todo lo que hay en una relación, lo bueno y lo malo. Aunque hay muchas parejas que entraron al lifestyle en un mal momento y éste los ayudó a mejorar, no es lo común ni lo más sabio.

El swinging puede conducirlos por un camino de conversaciones enriquecedoras y comunicación muy eficiente, pero no es necesario vivirlo para abrirse a este tipo de dinámicas. Lo importante es la voluntad de hacerlo. Si tu relación no está en un buen momento, si no confían el uno en el otro o si no se sienten seguros de sus reacciones en momentos clave, no es conveniente agregar tensiones adicionales a un equilibrio que ya de por sí es precario. Mi padre decía que puedes saber si un matrimonio sería o exitoso viendo como juegan juntos un partido de tenis mixto. Bueno, este deporte es igual pero sin ropa… y con emociones a flor de piel… y con cuestionamientos culturales implacables… y con sexo… y placer.

Sin embargo, una buena idea sería, antes de empezar a buscar experiencias con cuerpos ajenos, trabajar en restablecer la conexión entre ustedes utilizando algunas de las estrategias que son comunes para las parejas swinger. Por ejemplo, preguntarse constantemente cómo están, decirse cosas lindas habitualmente, o acostumbrarse a expresar con franqueza lo que se les antoja (además de follar con otros). Hablar abiertamente sobre sexo ya es un paso que, para muchas parejas fuera del ambiente, es muy difícil dar. Si lo que tu pareja necesita es buscar algo que siente perdido, búsquenlo primero en casa y luego ya pensarán si vienen a compartirlo con nosotros.

Por otro lado, si te sientes feliz con la relación que tienes, y de hecho, la propuesta te agarró en curva precisamente porque tu matrimonio lo tiene todo y no entiendes cómo es que a fulano o fulana se le ocurrió que le hacía falta cama pero otra variedad, entonces respira hondo y abre un poco tu mente. Puede ser que no haya conflictos en tu alcoba y  hasta hoy, que te sorprendieron con la pregunta, habías jurado que su vida sexual es la envidia de toda la colonia. Calma. Seguramente tu pareja piensa igual y por eso se atrevió a salir de su zona de confort para plantearte una nueva aventura.

Ninguna relación lo tiene todo. Y, especialmente las relaciones monógamas, adolecen de novedad. Sí, ustedes dos son geniales en la cama,  nadie lo duda, pero siempre son ustedes dos nada más. Y no hay nada de malo en ello, simplemente piensa que, en otros aspectos de tu vida, el placer de conocer algo nuevo ha sido muy seductor. Más allá de nuestros conceptos sobre matrimonio y propiedad privada, viene al caso un poco de honestidad y reconocer que a ti también se te antoja, aunque sea un poco, desviarte de la ruta establecida y tener historias que puedas ocultarle a tus padres. Lo mejor es que estás frente a la oportunidad de compartir esas historias con tu persona favorita, y ésta quiere hacerlo contigo. 

La monogamia rígida le funciona a muchos, pero no a la mayoría. Y más de uno busca escapes (algunos de ellos, no tan éticos). El error estaría en aferrarnos a la idea de que la exclusividad sexual es lo nuestro sólo porque creemos que así debe ser y así nos lo enseñaron, y punto. Vamos, si en tantos otros temas, nos atrevimos a desafiar la forma en la que nos educaron, que no lo hagamos en lo más íntimo de nuestra habitación. Sus fantasías sexuales son exclusivamente tuyas y de tu pareja; tus ancestros y su honor no tienen nada que opinar al respecto. Claro que es difícil liberarse de ideas que llevan inculcadas en nuestra cultura muchos siglos, pero lo  responsable es cuestionarlas constantemente.

Entrar al mundo swinger puede hacerse de clavado o poco a poquito. Lo importante es platicar francamente con tu pareja sobre tus temores y reservas. Si de verdad, ustedes dos son dignos de la confianza que se tienen podrán aventurarse hacia aguas nuevas sabiendo que ambos estarán seguros y a la velocidad que los mantenga cómodos.

¿Por qué no ir por primera vez a una fiesta swinger?

Probablemente porque te da terror verte atrapado o atrapada en una situación incómoda. Tal vez, piensas que, cuando llegues tu pareja te arrastrará hacia algo vergonzoso, molesto o francamente peligroso y no tendrás el valor para decirle cuándo parar, o peor, no te hará caso.

Nada de eso tiene que pasar. El secreto está en la confianza y la confianza se trata de ser digno de ella. ¿Tu pareja es confiable? ¿Tú lo eres? Si lo es, podemos proseguir. Si no lo es, habrá que trabajar primero en ello.  Asumamos lo primero. Pueden, entonces, establecer con toda claridad un contrato sobre lo aceptable y no aceptable de esa primera visita. Y si te lo estás preguntando, la respuesta es sí; sí es posible ir a un club sólo a ver de qué se trata.  

¿Con qué se sentirían cómodos LOS DOS en esa primera aproximación? ¿Qué podría ocurrir si se dieran las circunstancias adecuadas y con autorización expresa? ¿Qué está completamente fuera de la mesa?

Mientras  ustedes lo deciden, les dejamos una lista con posibles temas para que, si quieren, la usen como base.

Acuerdos de pareja en una primera fiesta swinger

Pueden contestar juntos este cuestionario o hacerlo por separado y luego comparar respuestas. Para cada frase, respondan si están dispuestos a probar, si no lo saben, pero en el momento podrían definirlo, o si definitivamente no va a pasar. En caso de que uno diga no, y el otro sí, el no siempre tiene preferencia. Enriquecer este contrato con sus propias ideas y adaptarlo a sus necesidades, siempre será más útil. Después de su primera aproximación al medio swinger, pueden volver a revisar sus respuestas o agregar temas nuevos. Pero hasta después, nunca durante.

  • Podemos visitar un club, una fiesta o un hotel swinger.
  • Estamos dispuestos a llevar ropa reveladora y atrevida.
  • Haremos conversación con otras personas.
  • Nos dejaremos abordar por otros.
  • Es válido separarse para explorar el lugar.
  • Es posible bailar con otras personas.
  • Podemos tocar a otros o dejar que otros nos toquen mientras bailamos.
  • Se puede coquetear con otros.
  • Estamos dispuestos a entrar al playroom y ver.
  • Ella puede besar a otra mujer. ¿Qué tanto puede avanzar con ella?
  • Podemos tener sexo delante de otros sin participar con nadie más.
  • Podemos dejarnos tocar por otros mientras tenemos sexo entre nosotros.
  • Podemos besar a otras personas. ¿Tocarlas? ¿Qué tanto?
  • Es posible quitarse la ropa delante de la gente. ¿Estar en topless?
  • En caso de que nos inviten, ¿entraríamos al playroom con otra pareja?
  • Se vale hacer o recibir sexo oral de otras personas.
  • Se puede tener sexo penetrativo con otras personas.
  • Podemos pedir los números telefónicos de las personas que nos agraden.
  • Podemos dar nuestros números a otras personas.

En acuerdos de este tipo, recuerden que un “no se puede” es definitivo para toda la visita y sólo se renegocia hasta el día siguiente.  Pero cualquier “sí” es revocable en todo momento. Haber aceptado la posibilidad de algo NO significa comprometerse a llevarlo a cabo. El principio es que los dos se sientan seguros y protegidos siempre. La certeza de que se puede retroceder es, irónicamente, un gran asidero para avanzar.

La importancia de cumplir con los acuerdos que establezcan está en que eso les dará confianza para seguir probando otras alternativas. Recuerda que el swinging no es una carrera ni una escalera con peldaños que debas ir subiendo. Así que no te presiones. Es un estilo de vida que trata que ustedes disfruten haciendo lo que les gusta, lo que los hace sentir más unidos, y lo que los emociona. 

El síndrome de la última oportunidad entre los swingers

Antes de cerrar este artículo, quisiéramos tocar de un tema que es importante que hables con quien estás pensando iniciar este viaje. Nosotros lo llamamos el “Síndrome de la última oportunidad” y aunque es más probable que le ocurra a tu pareja, también podría pasarte a ti.

En las primeras aproximaciones al mundo swinger todo es nuevo y excitante. Por lo tanto, a veces uno siente que está frente a oportunidades que nunca más van a volver a ocurrir. Nuestro instinto nos impulsa a tomarlas todas y a ignorar las circunstancias que las rodean, porque nos parecería terrible perdernos de un acontecimiento único. 

Vale la pena hablar sobre la posibilidad de que, por tomar una oportunidad única, hagamos algo que lastime a nuestra persona favorita, y eso es inaceptable. Lo primero que hay que entender es que, aunque las ocasiones luzcan para ustedes como irrepetibles, no lo son. En este estilo de vida, cosas así de increíbles pasan todo el tiempo. Si se lo toman con calma, habrá otros momentos similares que, ya que estén listos, podrán aprovechar.  La segunda consideración es que no puede haber nada que sea más importante que la seguridad física y emocional de la persona que amamos. Cualquier acción que ponga en riesgo el bienestar de nuestra pareja, tendrá que ser evitado. Y en este mundo no hay supuestos, ni yo pensé, ni no es para tanto. La comunicación clara y las preguntas adecuadas son la base de una experiencia swinger exitosa.

Si ambos están claros de que deben evitar a toda costa el “síndrome de la última oportunidad” y respetar sus acuerdos, adelante, un poco de libertad sexual nunca le ha hecho mal a nadie.

¿Todavía tienes dudas? Puedes dejarlas en los comentarios. Haremos lo posible por responderlas.

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About the Author: Diego el de Mariana

Diego y Mariana son una pareja swinger mexicana aficionada a contar sus historias y a compartir sus aventuras en el estilo de vida sw. Los autores detrás de "Jardín de Adultos", "¡Mariana no da consejos!", "Breve Manual para Swingers" y otros muchos proyectos dirigidos a dar información sobre el ambiente liberal y a fomentar una cultura de diversidad, sexo positivo, y educación responsable.

4 Comments

  1. Ya tengo 30 años queriendo convencer a mi esposa de entrar al mundo swinger. No valen los argumentos. Mejor me quedo en la monogamia, ya me acostumbré. Saludos desde San Luis Potosí- México.

  2. Hola.
    Excelente artículo y excelente post. Somos una pareja que lleva tres años en el SW y hemos tenido muy buenas experiencias así como experiencias desagradables.

    Ella plantea que le incomoda que a él el swinging se le convierta en una “necesidad” y que deje de lado las experiencias en pareja por concentrarse únicamente en el swinging y en estar pensando en esto a diario y que si las cosas no se dan pues no importa. El argumenta que es solamente cuestión de gusto por las experiencias y que si no se busca, no se encuentra (Ella es exigente con el nivel de los hombres con quién quiera compartir), que las cosas hay que buscarlas y propiciarlas para que sucedan.

    ¿Cómo conciliar estas dos posiciones casi que antagonistas?

    Gracias por sus comentarios y saludos.

    1. Yo no las veo como antagónicas. Pueden empezar con plantear términos de lo que sería aceptable, por ejemplo, en cuanto a número mensual de salidas y o tiempo dedicado a buscar. También pueden determinar en qué medida ¿porcentaje de su tiempo de pareja? es razonable hacerlo girar en torno al ambiente. De todas formas, nosotros no nos cansamos de repetir que lo sensato es ir siempre a la velocidad del que va más lento.

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