Lo que nos mata un ligue swinger

Lo que nos mata un ligue swinger

Actitudes swinger que nos apagan

  • Consejos para swingers
  • Nuestras experiencias en el mundo sw
  • Cómo no ligarse a una pareja liberal
  • Malas prácticas en el estilo de vida swinger

Malas prácticas swinger (al menos, para nosotros)

De todo hay en este supermercado del señor y habrá costumbres, entre algunas parejas swinger, que no sean un problema para otros, pero que a nosotros nos apagan un poco la libido. Tratamos de apegarnos siempre al principio de no hacer a los demás lo que no nos gusta que nos hagan y, en general nos sentimos mucho más atraídos hacia quienes se comportan en el medio sw con la misma cortesía y consideración que se espera de la gente civilizada en el mundo vainilla. Después de todo, la forma en la que tratamos a los demás dice mucho de la forma en la que follamos.

Cuando una persona no pone primero a su pareja

Algunas veces, por hacer evidente su interés en nosotros, uno de ellos hace menos a la persona con la que viene. O la hace a un lado, o la regaña, o en casos todavía más feos la insulta. Nos gustan las parejas que se quieren y que lo dejan ver sin empachos porque nos hacen sentir que están poniendo sobre la mesa una relación tan sólida y significativa como la nuestra. En cambio, cuando percibimos que algo no está bien entre ellos, nos asumimos más como herramienta terapéutica que como cómplices.

Cuando hay alguien tiene más prisa que pausa

Aceptado: Somos icebergs swinger de la peor calaña. Aceptado: siempre necesitamos que nos hagan una invitación clara, so riesgo de acabar la noche en güirigüiri y nada de sexo. Aceptado: venimos a follar y no tomar la copa (Mariana odia que diga “tomar la copa” porque dice que sueno como anciano). Pero de ahí a que nos empujen con la prisa de un guía de turistas en recorrido de siete días por catorce capitales de Europa, hay un gran trecho. Hay parejas, para las que coger es parte de una agenda y ya no tenemos catorce años. Conversar también es seducir; a menos que estemos frente a un par tan anodino como la alfombra de un banco, preferimos descubrir las historias de la gente con la que compartiremos cama. No sé, una o dos horas de preámbulo suenan ideales para nosotros.

Cuando los caballeros son muy bruscos

A muchas mujeres les gusta el sexo fuerte, con golpes, mordidas y apretones. Mariana no es una de ellas, y aunque puede escalar a niveles muy intensos, las primeras aproximaciones deben ser delicadas. Es normal, sin embargo, que la mayoría de los hombres asumamos que al resto de las mujeres les gusta lo mismo que le gusta a la nuestra. Después de todo, es en casa en donde aprendemos sobre las artes amatorias y a degustar la sopita de fideo. Entonces, a mi siempre sutil princesita de diamante le ocurre con frecuencia que algunos prospectos, acostumbrados en casa a rituales de seducción más bien cavernarios, los replican con ella dando resultados desastrosos. Independientemente de gustos personales, creo que, frente a una persona relativamente desconocida, vale más jugar del lado seguro: comenzar con delicadeza e ir subiendo el tono según lo requiera la usuaria.

Cuando hay demasiado alcohol involucrado

De esto ya hemos hablado varias veces: el trago es un arma de doble filo que puede echar agua helada a cualquier intención lasciva. Nos encantan esas ocasiones en que nos podemos poner eufóricos, bailar, beber y vivir la vida lala lalá. El chupe es el invitado de honor en todas las fiestas y la verdad es que muchas de las horas más felices de nuestras vidas las hemos pasado a lado de una (o varias) botellas. Pero hay una línea delgada entre la algarabía y la mala copa, y pues nada, que nosotros no somos muy de follarnos al tío pedo en los quince años.

Cuando la privacidad de los demás no es una prioridad

Es irremediable, especialmente entre parejas que están muy involucradas en el medio, que la conversación gire de pronto en torno a personajes en común o a nuestras experiencias previas con otros miembros del ambiente sw. Eso no tiene nada de malo y es, tradicionalmente, uno de los mecanismos mediante los cuales la comunidad se protege de malas pasadas. Pero hay límites y son delicados. Una pareja que, por colgarse medallas, nos muestra fotos de sus últimos encuentros o, sin consultarlo, nos comparte datos personales sobre otros, nos hace replantear qué tanto los queremos cerca de nosotros.

¿Será que hay más acciones que enfrían una velada entre parejas liberales?

Seguro que sí, y cada quién tendrá las suyas. El mundo de las citas es complicado y si éstas son entre cuatro en lugar de dos, pues el riesgo aumenta exponencialmente. Pero tampoco habrá que rasgarse las vestiduras (o sí, pero de otro modo). Se trata simplemente de entender normas básicas de convivencia y respeto. La seducción es importante, pero no se puede correr sin aprender primero a caminar. ¿Se les ocurren más cosas que puedan enriquecer esta entrada? No duden en escribirlas en los comentarios.

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About the Author: Diego el de Mariana

Diego y Mariana son una pareja swinger mexicana aficionada a contar sus historias y a compartir sus aventuras en el estilo de vida sw. Los autores detrás de "Jardín de Adultos", "¡Mariana no da consejos!", "Breve Manual para Swingers" y otros muchos proyectos dirigidos a dar información sobre el ambiente liberal y a fomentar una cultura de diversidad, sexo positivo, y educación responsable.

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