Tarde de jacuzzi, noche de cama

Relatos de nuestros encuentros swinger

Intercambio de parejas en Cuernavaca

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Era extraño que nos invitaran a su casa aunque no nos conocían. Pero hay códigos que, de una o de otra forma, te hacen pensar que estás en terreno seguro, así que no nos costó nada decidirnos a ir a Cuernavaca para verlos. Los swingers suelen decir que, para que las cosas sucedan entre cuatro adultos, debe haber física y química. Nosotros agregamos a la fórmula, gramática, porque creemos que una pareja debe, también, sentir que está entre los de su especie, entre aquellos que hablan la misma lengua aunque pertenezcan a nacionalidades diferentes. Así nos sentimos con este par en cuanto cruzamos la puerta.

     La casa era una de esas fortalezas que los aristócratas construyen en homenaje a su comodidad, pero además tenía un cierto gusto, una sensibilidad en el diseño de la decoración, en los cuadros de las paredes, en el armado del jardín, y en otros gestos que nos hicieron, de inmediato, saber que estábamos frente a una pareja que sabe vivir disfrutando. 

   
     Fuimos unos consentidos en un territorio amigable. Nos dieron de beber y nos alimentaron de  lo lindo. Platicamos y el cielo morelense amenazaba con dedicarnos una de sus clásicas tormentas eléctricas. Con tan buena excusa en la mano, Él aprovechó para acelerar las cosas a la hora del café. Advirtió, haciendo gala del acento que le queda después de vivir veinticinco años en México, que si queríamos usar el jacuzzi, más nos valía hacerlo pronto antes de que la lluvia nos vetara del jardín. Buena idea, salimos los cuatro y sin ningún preámbulo pasamos a esa etapa que, claramente, distingue la convivencia entre parejas liberales de las citas de los vainillas. Nos desvestimos todos y brincamos en el agua que estaba caliente como sopa de lascivos. 
 
   Los  dos son gente atractiva, pero el cuerpo desnudo de Ella era algo que no dejaba de llamar mi atención. Una figura alargada y esculpida en varias horas de gimnasio,  curvas pronunciadas y ni un gramo de grasa fuera del lugar; es una de esas señoras que los hombres no pueden dejar de mirar en el súper y nosotros la teníamos sin ropa en espectáculo privado. La lluvia caía fría y tímidamente, contrastaba con el calor del agua en la que nos sumergíamos y bajo la cual descubrí la mano de Mariana que empezaba, impúdica, a buscar entre las piernas de Él. Cómo pasamos de las palabras a los hechos es algo que quedó confundido en mi imaginación, pero el caso es que muy pronto me sentí con total libertad sobre ese cuerpo de blanda piedra que hacía poco tiempo sólo me contentaba en ver. Ahora, acariciarlo mientras, del otro lado de la cortina de vapor que se hacía sobre el agua, Mariana se dejaba sacar gemidillos placenteros, era una especie de excitante letargo.
   
     Quien no está en el ambiente, difícilmente puede entender que lo más excitante del intercambio de parejas es el juego, casi poético de los cuerpos que se prolongan. Me gusta acariciar a otras mujeres y al mismo tiempo ver el rostro de la mía cuando se incendia con placer. Es como si al tocar otro cuerpo, tocara partes de ella misma que no había tocado antes. Es, como si cuando ella besa otras pieles azarosas, me besara a mí en la piel de los demás. Es un juego perverso de disfraces en el que la identidad del otro, se traslada entre el exterior y el interior  propio. A esta práctica la llamamos oscilar, y quien lo ve desde fuera supone que se llama así porque una persona se columpia entre su conyuge y los demás. Sin embargo, es más complejo, y por lo tanto, más excitante. Para nosotros, el péndulo es la identidad misma que se desprende del yo y se posa en el otro, en los otros. Me gusta pensar en ésto como en un juego de espejos que se reflejan hasta el infinito, y en la otra orilla del mundo, me vuelvo a encontrar con Mariana, tras una sesión de tormentas que caen desafanadas sobre sus significantes.
   
     Mariana, como es costumbre, no contuvo los gritos de sus orgasmos, ni siquiera por precaución con los vecinos, y escucharla me encendía mucho. Había miles de combinaciones que realizar, y ninguna de las dos mujeres parecía dispuesta a poner alguna restricción. Así que no la hubo. Tocamos, lamimos y besamos hasta un agotamiento que mereció una pausa, y mientras descansábamos comentábamos las ventajas del lifestyle. Luego volvimos a empezar a jugar cuando ya era de noche.
   
     Ella sugirió que subiéramos a la recámara. Fuimos los cuatro en fila india, llevando con nosotros las provisiones del resto de la noche: vino, condones, agua… En fin, lo necesario. La cama era muy grande, así que cabíamos muy bien, y tenía un cobertor muy blanco y muy suave, así que estábamos muy cómodos y muy desnudos. Ella y Mariana se engancharon en una suerte de Ying Yang en el que los cóncavos de una se adaptaban armoniosamente a los convexos de la otra. Se lamieron y besaron para deleite estético de los hombres que nos acomodamos atrás de cada una de ellas. Fue una sesión larga y llena de variaciones. Lo hice con Mariana y lo hice con ella. Él lo hizo con ella y lo hizo con Mariana.  Esta vez, no sólo fue mi mujer la que no contuvo los gritos. Ella enganchaba un orgasmo tras otro, y me hacía todas aquellas cosas que me hacen olvidarme de mí mismo. Al final, era ya muy difícil contener una marea que llevaba horas queriendo estallar. Me vine, sin aliento, con la imagen del apretado trasero de ella rodeándome con fuerza, junto a mí Mariana como una lagartija frotaba su sexo y sus senos sobre la pierna de él. Levantaba las nalgas en mi dirección y estiraba el cuello y la lengua para meterse a la boca su miembro erguido. Regresé junto a ella y los dos nos quedamos a contemplar, en medio de caricias, el espectáculo de Él terminando con las experimentadas mano y boca de mi esposa.

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About the Author: Diego V

Diego y Mariana son una pareja swinger mexicana aficionada a contar sus historias y a compartir sus aventuras en el estilo de vida sw. Los autores detrás de "Jardín de Adultos", "¡Mariana no da consejos!", "Breve Manual para Swingers" y otros muchos proyectos dirigidos a dar información sobre el ambiente liberal y a fomentar una cultura de diversidad, sexo positivo, y educación responsable.

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