Roald Dahl y los swingers

Portada del libro Switch Bitch
Switch Bitch de Roald Dahl
Tal vez recuerden a Roald Dahl por Charly y la fábrica de Chocolates, Matilda o Las Brujas, célebres novelas para niños, convertidas en películas. La faceta de este versátil británico, que yo no conocía hasta hace muy poco, es su narrativa para adultos. En ella, se encuentra un libro de relatos llamado Switch Bitch, traducido al español por Anagrama como El gran cambiazo. (Ya sé, la selección literaria de Anagrama es fantástica, pero se les pasa la mano de castizos a la hora de traducir). El caso es que en ese librito hay un cuento titulado: The Great Switcheroo que habla sobre un par de maridos interesados en hacer un intercambio de parejas. La historia me gusta, un poco por cándida y otro poco porque me parece una linda curiosidad de los albores del movimiento swinger. El texto no es largo, pero es demasiado largo para ponerlo todo aquí, así que pongo el principio y luego un link para descargar el pdf. ¿Buena idea?

Había unas cuarenta personas en el cóctel que Jerry y Samantha daban aquella noche. Era la gente de siempre, la incomodidad de siempre, el horrible ruido de siempre. Los invitados tenían que apretujarse unos contra otros y hablar a gritos para hacerse oír. Muchos sonreían, mostrando unos dientes blancos y empastados. La mayoría de ellos tenía un cigarrillo en la mano izquierda y una copa en la derecha.
     Me aparté de mi esposa, Mary, y su grupo y me dirigí hacia el pequeño bar que había en un rincón. Al llegar a él, me senté en un taburete de cara a la concurrencia. Lo hice para poder mirar a las mujeres. Me acomodé con los hombros apoyados en la barra, bebiendo sorbos de mi whisky escocés y examinando a las mujeres, una a una, por encima del borde de mi vaso.
     No estudiaba sus figuras, sino sus rostros y lo que me interesaba de ellos no era tanto el rostro en sí como la boca grande y roja que había en la mitad del mismo. Y ni siquiera me interesaba la boca en su totalidad, sino únicamente el labio inferior. Recientemente había decidido que el labio inferior era el gran revelador. Revelaba más cosas que los ojos. Los ojos ocultaban sus secretos. El labio inferior ocultaba muy poco. Ahí estaba, por ejemplo, el labio inferior de Jacinth Winkleman, que era el invitado que se encontraba más cerca de mí.
     Observen las arrugas que hay en aquel labio, vean cómo algunas son paralelas y otras se extienden hacia fuera. No hay dos personas que tengan las mismas arrugas en los labios y, ahora que lo pienso, eso serviría para capturar a un criminal si existiera un registro de huellas labiales y él se hubiese tomado una copa en el lugar del crimen. El labio inferior es el que chupas y mordisqueas cuando algo te perturba y eso era precisamente lo que Martha Sullivan hacía en aquel momento, mientras contemplaba desde lejos cómo a su marido se le caía la baba mientras hablaba con Judy Martinson. Te pasas la lengua por él cuando estás caliente. Pude ver que Ginny Lomax se lamía el suyo con la puntita de la lengua mientras se encontraba al lado de Ted Dorling y le miraba fijamente a la cara. Se lo lamia de forma deliberada, sacando la lengua lentamente y mojando el labio inferior en toda su longitud. Vi que Ted Dorling miraba la lengua de Ginny, lo cual era justamente lo que ella quería que hiciese.
     Mientras mis ojos iban escudriñando el labio inferior de todos los presentes, me dije que, al parecer, era verdad que todas las características menos atractivas del animal humano, la arrogancia, la rapacidad, la glotonería, la lascivia y demás, se reflejan claramente en ese pequeño carapacho de piel escarlata. Pero es necesario conocer el código. Se supone que el labio inferior protuberante o abultado significa sensualidad. Pero eso es sólo una verdad a medias en el caso de los hombres y una falsedad total en el caso de las mujeres. En ellas lo que hay que observar es la línea de piel, el estrecho filo con el borde inferior claramente delineado. Y en la ninfomaníaca hay una diminuta cresta de piel, apenas perceptible, en la parte superior del centro del labio inferior. Samantha, mi anfitriona, la tenía.
    ¿Dónde estaría ahora Samantha?
    Ah, allí estaba, cogiendo una copa vacía de manos de un invitado. Ahora se acercaba hacia donde me encontraba yo, con la intención de llenarla de nuevo.
    —Hola, Vic —dijo—. ¿Estás sólito?
     «Desde luego es una ninfo —me dije—. Aunque un ejemplar muy raro de la especie, puesto que es entera y absolutamente monógama. Es una ninfo monógama y casada que nunca sale de su propio nido. También es la hembra más apetitosa sobre la que jamás haya puesto los ojos en toda mi vida.» …

El gran cambiazo PDF en español: aquí
The Great Switcheroo PDF en inglés (no está muy lindo, pero bueno…):  aquí

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About the Author: Diego V

Diego y Mariana son una pareja swinger mexicana aficionada a contar sus historias y a compartir sus aventuras en el estilo de vida sw. Los autores detrás de "Jardín de Adultos", "¡Mariana no da consejos!", "Breve Manual para Swingers" y otros muchos proyectos dirigidos a dar información sobre el ambiente liberal y a fomentar una cultura de diversidad, sexo positivo, y educación responsable.

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