Luxuria, experiencias de una enorme fiesta swinger

Fiesta swinger y fumar en pipaFumar en pipa: La historia de la Luxuria

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Cuando creía estar empezando la edad adulta, fumaba pipa. Comencé porque un profesor de la facultad lo hacía y el olor de Cavendish acariciaba las narices del salón de una forma por demás seductora. Me parecía una especie de poder mágico, de música de Hamelin; y en una época en la que le abría la puerta por primera vez a tantos placeres, pocos me resultaban más gratos que ese aroma al iniciar la clase.
Por eso, Mariana me regaló mi primera pipa y así comenzó una larga historia de descubrir tabacos, de elegir brezos y de aficionarme a toda clase de estilos. Pero la pipa, la noble y generosa pipa, viene con una cláusula secreta. Quien la fuma, no la huele. El primer sorbo de humo bloquea el nervio olfativo haciendo imposible percibir la fuerza del Latakia o las sutilezas de las mezclas de Dunhill.

Una vez que hube aprendido el oficio, no me importó perderme de esa delicia olorosa que me había seducido a fumar. Los áridos nudos de la madera tenían mucho más para ofrecerme. Quedaban las texturas, sabores, formas, olores de tabaco antes de ser encendido y, claro, antes de que la guerra contra los fumadores arrasara parejo y cambiara por completo el mundo, el gusto por compartir con otros el sublime aroma del humo de la pipa, la felicidad de dar gusto a los demás.

Ser parte de la organización de algo como Luxuria se parece a fumar en pipa. Los Whispers y nosotros armamos nuestra fiesta ideal y la encendimos la primera noche de octubre. Es nuestra, y sin embargo, no se nos es dado gozarla como lo hacen los asistentes. No hay playroom para nosotros. No podemos pasar mucho tiempo con los amigos que vinieron desde lejos a vernos. Descubrir otras parejas, otras caricias, otras bocas siempre será en lapsos brevísimos y con la espada sobre la cabeza de cualquier pendiente eventualidad. Entre carrera y carrera es prácticamente imposible sentarse a absorber el ambiente cargado de sensualidad y diversión que, dicen las encuestas, el resto de la gente gozó a sus anchas.

Pero hay otros placeres, quizá menos intensos, pero más complejos y, por lo tanto, más afortunados. Está, por ejemplo el placer de diseñar, de construir, de jugar a los legos con las piezas del festejo que uno siempre quiso que existiera. El gusto por ver la braza encenderse y mantenerse incandescente hasta que los cuerpos quedaran agotados a las cinco de la mañana. El hermoso ritual de un cuarto de juegos atestado y recibiendo alegre a las peregrinaciones de infieles ataviados con brillantes. La gratitud. El impactante poder de lo colectivo y las irrepetibles manifestaciones de lo individual.  Lo fascinante de saberse capaz, de poder resolver, y de trabajar de la mano con amigos tan queridos entre chistes, mensajes y hamburguesas.

También está, y quizá sea también la más intensa de las satisfacciones, la belleza de saber que hicimos juntos algo para que un enorme grupo de libertinos fuera feliz en una fría noche de otoño.

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About the Author: Diego el de Mariana

Diego y Mariana son una pareja swinger mexicana aficionada a contar sus historias y a compartir sus aventuras en el estilo de vida sw. Los autores detrás de "Jardín de Adultos", "¡Mariana no da consejos!", "Breve Manual para Swingers" y otros muchos proyectos dirigidos a dar información sobre el ambiente liberal y a fomentar una cultura de diversidad, sexo positivo, y educación responsable.

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