- Clubes swinger en CDMX
- Púrpura, el lugar sw de Satélite
- El nuevo local swinger
- Swingers después de la pandemia
El nuevo local de Púrpura, club swinger
Después del encierro
Dos años de cuarentena dejaron a los swingers de la CDMX con muchas ganas de volver al ruedo, nosotros incluidos. Y tenemos en nuestros planes a corto plazo reditar nuestra guía de clubes sw que, una pandemia de por medio pide a gritos una renovación. Así que empezamos por Púrpura, ese clásico del paisaje metropolitano que tantas dichas nos había dado. ¿Y qué cambios? Casi nada: sede y anfitriones. Invitados por la nueva pareja para celebrar su debut aprovechamos para conocer el nuevo lugar. ¿Cómo nos fue? Muy bien, por supuesto, siempre nos va bien.
Primeras impresiones
Todavía no nos bajábamos del auto y un hombre ya nos estaba acompañando a la entrada. De no ser por los dos encargados de la seguridad que esperan pacientes en la entrada, el lugar pasa desapercibido. Se trata de una casa grande, típica de la zona, con una puerta pequeña que no se abre si no es por solicitud del guardia que, previamente, pide a los visitantes su clave de acceso. La recepción es amplia y bien iluminada. Contrasta con el ambiguo cubículo que servía de acceso al local anterior. Aquí, Elsy y Abraham se ven bien, a todas luces y nos saludan con su característico entusiasmo.
Por fuera, al club parece casa, por dentro, tampoco olvida su vocación habitacional, pero es una casa grande con distintos espacios que prometen. En una de las zonas no visitadas, se proyectan, dice Abraham, jacuzzis y regaderas. También a la entrada, un anexo al que llaman el búngalo, puede solicitarse para fiestas privadas: cuenta con barra, sala de estar, playroom y baño. Funcionaría bien para cinco o seis parejas, aunque el baño es el mismo que se usa para los hombres en el club, así que no estoy muy seguro de qué tan privado resulte al final. Imagino que se resolverá sobre la marcha.
Hay un pequeño jardín, que en una noche más calurosa que esta podrá resultar agradable para ligar y escapar de la música en el salón principal. Éste conecta con otro espacio en el que la música no se oye fuerte y por estar casi en exterior es fresco y mejor iluminado. Hoy está desierto, pero tal vez podría ser mi lugar favorito del local.
Al interior se accede por medio de otra puerta angosta. Es un sitio oscuro, un tanto claustrofóbico; las paredes están pintadas de un tono entre gris y morado y los techos son bajos. ¿Íntimo, tal vez? Mariana dice, acogedor. La primera planta está dividida en dos y la concurrencia se agolpa al en la sección más profunda, un área que fue sala comedor de la residencia. Aunque el pasado del recinto está disimulado por la iluminación, la música y la decoración en general, me viene involuntariamente una analepsis de la primera fiesta a la que fui en Satélite. Hay lugar para sentarse, pero no es suficiente para toda la gente que se concentra ahí. El volumen de la música me supera y me comprueba una vez más que no soy animal de antro. Aguanto poco tiempo, y por mediación de Pink logramos huir a la otra área. Aquí es igual de oscuro, pero hay espacio para que todos, Mariana y yo, nuestros amigos, y los amigos de nuestro amigos, quepamos cómodos en una mesa. La música, al menos durante la primera parte de la noche, está en el volumen ideal para mí, y como Manolo siempre está pendiente de nosotros y nunca deja que se me acabe la chela que traigo en la mano, me acomodo con facilidad.
El playroom está en la parte de arriba. Es adecuado y se antoja caliente cuando esté lleno. Nada espectacular, pero cumple su función. También hay un baño ahí con lo que suman tres que, de todas formas, no estoy seguro sean suficientes, especialmente por su ubicación. ¿Será que cuando las remodelaciones concluyan el problema estará resuelto? Tendremos que venir a la inauguración oficial para comprobarlo.
Encuentros y ligues, los anfitriones de un club swinger
Decía que elegimos esa noche para conocer el nuevo local, porque Pragma y Storge se estrenaban como anfitriones. Son una pareja a la que hacía tiempo no veíamos, pero que nos caen muy bien. Secretamente, lamento que ahora estuvieran en rol profesional porque así terminé de perder por completo mis esperanzas de huir con ellos al playroom. Lo dijo el sabio: You can’t always get what you want. Pero en fin, hacen un buen papel en esta nueva etapa. Nos presentaron a una pareja simpática con la que conversamos largo rato. Ella, atractiva, con una cara de muñeca maliciosa de esas que hacen que luego yo no me pueda estar quieto. Pero me estuve quieto y, luego de una larga conversación sobre el mundo sw en las distintas regiones del país, volvimos a la mesa en la que estaban nuestros amigos.
Para ese momento, Pink y Black que son famosos por su habilidad para socializar, ya nos habían presentado a una pareja y tenían a otra en la mesa. Si a esa le sumamos a un par de guapos que se nos acercó recién llegamos, creo que el saldo de conocencias fue de cuatro o cinco. Es decir, cuatro o cinco por arriba de nuestro promedio de bateo habitual. Nada mal, al parecer muchas cosas estaban cambiando. Por eso, detuvimos nuestra noche ahí. No fuera que algo saliera mal y se nos acabara la buena racha.
Regresamos a casa con un buen sabor de boca. La pandemia le pego duro a nuestra especie, pero estamos siendo testigos de la manera en la que muchos de nuestros lugares felices aguantaron los golpes y se reinventaron para volver a brillar. ¡Enhorabuena!
En Twitter: @Purpura_Oficial y @LudusMagnusMMXV
