Crónicas de nuestras aventuras sw
Vamos, no puedo decir que no me emocionaba la idea. Una semana en alta mar rodeados de parejas con criterios similares a los nuestros y desembarcando en las paradisíacas islas de las novelas de piratas, tenía que estar muy bien. De todas formas, ningún viaje es perfecto, y habiendo estado, si no en otros cruceros, al menos en varios takeovers organizados por otras empresas, estaba más que dispuesto a que algunos ingredientes de la aventura no estuvieran tan a pedir de boca. Pero no fue así, lo que vivimos no se parecía a lo que tenía en mente y, en la mayor parte de los casos, la experiencia fue mucho más grata de lo que, de por sí, se nos antojaba grato.
¿Qué esperaba y qué ocurrió?
Sobre los playrooms
Asumía que, siendo una cantidad tan grande de usuarios, y que como el espacio para el personal era, obviamente, limitado, en los playrooms iríamos a encontrar una especie de sector abandonado en el que cada quien, un poco literalmente, se rascara con sus propias uñas. Es decir, suponía que el staff iba a cumplir con disponer de una dotación de toallas, unos garrafones de agua y algunos condones y luego de dar por abierto el cuarto, lo abandonaría a su suerte.
Error.
No sólo el playroom era un lugar digno de foto y cuya decoración cambiaba cada noche de acuerdo a la fiesta temática. Además, se organizaban guardias para que durante todo el horario de funcionamiento alguien (en otra entrada hablaré de eso) recogiera las toallas, cambiara sábanas, se asegurara de que hubiera suficiente de todo y cuidara que nadie entrara con bebidas. Así que el enorme espacio dedicado a los juegos estuvo siempre limpio y acogedor (si me permiten ponerlo así).
Sobre los mexicanos
Sobre los latinoamericanos, en general. Suele ocurrirnos en estos viajes que sabemos que cambiar de lengua será imperante. Nos había tocado conocer a pocas parejas mexicanas, por lo tanto, incluíamos estas escapadas como parte de nuestra “experiencia internacional”. No es que nos molestara, simplemente nos parecía raro que el mundo del swing turístico estuviera tan poco poblado de hispanohablantes. Esta vez no nos ocurrió así. La población de gente de todo el mundo estaba muy equilibrada y la cantidad de gente que hablaba español y de mexicanos en particular fue muy alta. De hecho, incluso la música lo reflejaba y constantemente se podían escuchar ritmos latinos en las pistas de baile. Estuvimos todo el tiempo muy cerca de la delegación mexicana y gracias a eso, por primera vez en uno de estos viajes, trajimos a casa muy buenos amigos de manufactura nacional. Insisto, tampoco nos faltaron los contactos europeos.
Sobre el entretenimiento
Esperábamos lo que hemos visto en otras ocasiones. Grandes producciones pero talento limitado. Tiene sentido, nadie puede llevar a todo el mundo a estos viajes y cada habitación y cada salario, merma las utilidades. También es usual que el entretenimiento ocurre sólo en las fiestas temáticas nocturnas y el día queda relegado a música cool para la alberca. Ahora no faltó nada. Claro que estuvo el célebre Lázaro Papichulo Ricosuave animando todas las fiestas y concursos, lo cual es muy bueno, porque independientemente de que es nuestro amigo querido, es un verdadero virtuoso del movimiento de las masas. Había un cuerpo de bailarines y bailarinas portugueses increíblemente simpáticos y talentosos. Había también una maestra de tango y lambada que nos dio clases junto a la alberca y además, hubo quien, también durante los baños de sol, instruyera sobre el pole dance. Hubo dos DJ, que se turnaban todo el tiempo para que la música oscilara del beat electrónico al suave suavecito, y por si fuera poco, uno de los huéspedes, también DJ, tocó una tarde con su onda rusa. En fin, que había fiesta todo el día a cargo de gente tan talentosa como simpática.
Sobre los talleres
Me encanta que haya talleres y conferencias, porque si el desvelo no está cobrando factura, brindan una gran oportunidad para sacar provecho adicional en forma de sabiduría. En todo caso, se entiende que, quien los imparta, lo haga a cambio del derecho de vender algún producto. Tampoco eso ocurrió como yo suponía. Sólo tomamos un taller y estuvo increíble: squirting. Aprendimos, con mucha sencillez, lo que nos hacía falta para terminar de comprender el fenómeno y ahora sí que podemos intentarlo sin temor a equivocarnos. Pero no, no nos vendieron el manual con ciento un secretos para lograr un squirting de ciclón, ni el video educativo con todo lo que usted quería saber sobre la eyaculación femenina. Simplemente, explicación, demostración y práctica. Así, generosa y desinteresadamente.
Sobre el alcohol
Confieso que ese tema me tenía preocupado. No sólo por el alcohol sino por todo el asunto de las bebidas. Lo que yo sabía de los cruceros es que beber es prohibitivamente caro a no ser que se compre el paquete de bebidas que es, a su vez, prohitivamente caro. De modo que, en mi imaginario, si no estábamos dispuestos a gastar el presupuesto anual de una república caribeña, estaríamos condenados a morir de sed en medio del océano. Pero no, el crucero incluía aguas, jugos y café sin límite. (Más que suficiente para nosotros). Además durante las horas de la comida y la cena, el vino y la cerveza estaban incluidos. Hasta con eso, siempre y cuando fuera en un restaurante y de una a tres o de siete a diez de la noche, el trago también era posible.
Lo malo de los viajes como éste es que terminan. Y, a unos días de haber regresado, mientras aún tratamos de recuperar el sueño, nos preguntamos ¿qué hicimos bien en la otra vida para merecer esto? y ¿qué tendríamos que hacer para poder pasar así todos nuestros días?