Mariana y la nueva deciden conspirar a mi favor, y luego de unos tequilas y una conversación políticamente incorrecta declaran el repliegue a un hotel. Hay mucho de fantástico en esta historia, particularmente en la manera en la que los eventos se dan sin ninguna lógica. Hacemos escala en casa, y yo fondeo mis excitadas naves durante un par de horas. Las niñas se encierran en la recámara y aprendo que el viaje comienza en la espera. Mientras me sirvo otro caballito las escucho. Hacen planes, sacan ropa, se planchan el cabello y yo siento que alguien me embarra en la nariz un pañuelo empapado en feromonas. Camino ansioso. Me detengo cerca de la puerta. Sus risas me dividen el alma. Me siento excluido y eso me molesta, pero sé que todo lo que ocurre al otro lado ocurre para que algo me ocurra a mí. Me enciendo cada vez más. Tengo ganas de entrar, de romper la puerta a patadas y terminar de una vez por todas con el ritual. Si así lo hiciera, podría tirarlas a las dos sobre la cama y terminar de un plumazo el juego de seducción que empezamos días atrás chateando en Facebook.Y una voz interna, una especie de Pepegrillo del porno, me aconseja que no lo haga, que lo disfrute. Distingo la voz de Mariana hablando de una tanga que compramos para festejar. La nueva contesta una suerte de elogio al trasero. Silencio. Imagino que se besan. Risas y otra vez hablar de maquillaje, de faldas cortas. “Pruébate”, dice Mariana, “esta blusa, Diego tiene un fetiche con ella. Intuyo los senos de la nueva discretamente revelados por la antedicha blusa. Deciden probar otra cosa, un vestido. La imagino otra vez. Mariana se prueba un millón de prendas y juega a las muñeca con la chica nueva, la alista para su hombre.
Cuando salen, no puedo disimular la erección. Ni lo intento, tampoco. El resto de la historia, la imaginará el lector. Para mí, la estrella de la noche no fue el trío, extraordinario de verdad,. Pero más digno de contarse fue el tiempo que pasaron las actrices en el camerino, fuera de la vista del público y preparando la función estelar de la media noche.
Una historia asi nos paso a nosotros, estuvimos con una pareja de amigos y ellas estuvieron cachondenado un buen rato, horas, desde que estuvimos en una disco, despues en casa siguieron jugueteando pero lo hacian para mi amigo y yo, porque justo decia una a la otra que le gustaba a su pareja y la chica contraria lo hacia para nosotros ella para mi, mi chica para el, asi nos tuvieron horas, sin dejarnos tocar, sin dejarnos participar, despues lo hicimos frneticamente durante mucho timepo entre los cuatro, pero coincido contigo, lo mejor fue el juego de seduccion, de preparacion que ellas nos hicieron.
Un sugerente relato que me permito transcribir un trozito en mi blog, salvo contraorden. Obviamente citando la fuente del placer , jajaja.
http://www.luisxl.com/2010/09/ninfas-del-jardin.html
Un abrazo XL.