No tiene que ser swinger

¿Qué hay en el estilo de vida swinger que nos hace tan felices? El sexo, claro. Pero además de eso, ¿pueden algunos de los principios de las monogamias alternartivas aplicarse a la vida vainilla? No es necesario entrar al mundo del intercambio de parejas para poder buscar algunos hábitos muy positivos para todos.

La felicidad de los swingers

Hábitos SW para gente no SW

La felicidad de los swingers más allá del sexo

Mientras más nos adentramos en el estilo de vida swinger, menos nos imaginamos otra forma, y con frecuencia nos preguntamos cómo harán los demás. En las pláticas con compañeros del ambiente se trasluce una hipótesis constante: todos los que no practican el mismo deporte que nosotros deben tener una vida de pareja miserable. Nadie lo dice con todas sus letras, pero se trasluce. Yo, aunque no tengo evidencia palpable de lo contrario, me rehuso a pensarlo. No puede ser que el ser humano sólo pueda ser feliz de otra manera.

     Sin embargo, es claro que no es la opulencia sexual lo que nos llena. (El término se lo fusilé al Señor de la Tierra Media, cuando explicó por qué mientras una mujer lamía descaradamente los senos de otra, ninguno de los hombres que compartían el sillón con ellas, perdía la cabeza. Opulencia, sexual, dijo. Para los vainillas éste será el más indómito de los sueños eróticos, pero para nosotros es cosa cotidiana. Luego, tomó un sorbo de whisky). La posibilidad de una constante suministro de aventuras sexuales libres de culpa, obviamente, constituye la ventaja más taquillera del lifestyle, pero no es la única. De hecho, ni siquiera es la más importante.

     Los swingers, al igual que muchos otros que practican alternativas a la monogamia sexual, desarrollamos una serie de hábitos muy gratos y saludables que, bien mirados, deberían estar presentes en cualquier otra ruta de integración humana. Por lo tanto, pienso que si la práctica SW, en sí misma, no luce apetecible para alguno, hay ciertas virtudes que se pueden extraer de ella y que ayudan en la sempiterna búsqueda de la felicidad.

¿Qué tienen los swingers que los hace tan felices?

     Los swingers hacen amistades entrañables con mucha facilidad y relativamente, en muy poco tiempo. El principio está en la complicidad. Una vez que se ha visto desnuda a una persona, y una vez que queda claro que el sexo es una posibilidad real, no hay mucho que ocultar. Los seres humanos son quienes son independientemente de lo que lleven puesto. Esta franqueza abre canales de comunicación en los que no hay temas incómodos. Las parejas pueden intercambiar regalos eróticos en Navidad sin que nadie se sonroje y los piropos con tinte travieso no producen hostilidades turbias. El concepto de inapropiado es bastante liviano. ¡Qué frescura hay en  poder traer a la conversación los senos que estrena orgullosa la esposa de un amigo sin que se disparen ipso facto un arsenal de miradas fulminantes! 

     ¿Podrían los vainilla buscar este tipo de sinceridad sin comprometer su establecida monogamia? Seguramente. Me imagino que será más difícil, pero los códigos de comunicación son flexibles y todo sea como hablar las cosas.

     Asumir que el deseo es parte fundamental de la vida y poder hablar de ello abiertamente estrecha también los vínculos entre la pareja. Es perfectamente normal sentir atracción por una persona diferente a la que uno ama. Pero no es común poder expresarlo a la pareja. Sin embargo, algo que la mayoría de las parejas swinger dominan es la capacidad de compartir el deseo, de confiar en el otro para decir con libertad: me gusta. Entonces, sin necesidad de practicar el intercambio de parejas, el sexo en grupo o de tener una relación abierta, reconocer los deseos y apetitos del otro y, de esta forma, legitimarlos sería una meta deseable en cualquier relación amorosa. Sólo habría que entender que una cosa son los acuerdos que hacemos y otra, las emociones que sentimos. 

     Ya hablamos de las virtuosas relaciones con los demás y de las virtuosas relaciones con la propia pareja, pero también, la manera en la que los swingers se perciben a sí mismos podría constituir una buena práctica entre los civiles. Vivir en eterno estado de ligue trae consigo dos ventajas fundamentales: nos da mucha más confianza en nosotros mismos y nos invita constantemente a procurarnos. Es decir, navegamos eternamente en la nave de la coquetería y ésta es divertida, pero más allá de eso, es constructiva. Liberal o no, cualquier persona debería inclinarse por hacer sentir bien a los demás sintiéndose bien con uno mismo. 

     No hay que ser swinger, hay que ser feliz. Sin duda, el estilo de vida pone en nuestras manos muchas herramientas que, empleadas por cualquiera, podrían resultar sumamente edificantes. Por otro lado, los que sí vivimos en este mundo fantástico deberíamos constantemente recordar las ventajas del swing para no desperdiciar lo mejor que tiene para ofrecernos: la sinceridad, la libertad, la complicidad y la aceptación.

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About the Author: Diego el de Mariana

Diego y Mariana son una pareja swinger mexicana aficionada a contar sus historias y a compartir sus aventuras en el estilo de vida sw. Los autores detrás de "Jardín de Adultos", "¡Mariana no da consejos!", "Breve Manual para Swingers" y otros muchos proyectos dirigidos a dar información sobre el ambiente liberal y a fomentar una cultura de diversidad, sexo positivo, y educación responsable.

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