Tristán y Sofía: humor curiosexual

La culpa la tuvo la adicción de Mariana por su Magic Wand, porque cuando la Signora Medici, descubrió, no sé por qué arte, el segundo cartón de Tristán y Sofía decretó la caricatura nos representaba con tanta fidelidad que, seguramente, esos dos personajes eran nuestros hermanos astrales, nuestras almas gemelas o el producto voyerista de un hábil dibujante que  había estado espiando nuestra vida privada. Para ese momento, el cómic, publicado en Tumblr, contaba apenas con dos historietas. Y sí, Tristán y Sofía eran notoriamente parecidos a una versión más joven de Diego y Mariana.

Seguí con atención las publicaciones y me reí mucho. Los dibujos son simples y las reflexiones sobre el atrevimiento sexual en parejas estables son, delicadamente, complejas. Los personajes se aventuran por los recovecos incómodos de la vida cotidiana: experimentan con Tinder, se exponen a los celos y fantasean con transgredir los límites de sensuales de la autoimpuesta monogamia. El debate es el resultado de una historia común entre los casados: Si te quiero a ti y deseo lo que está fuera de ti, ¿qué alternativas tenemos? La historieta lo resuelve con un epíteto elocuente; Tristán y Sofía son una pareja curiosexual. ¿Al final, no lo somos todos?