Es un ritual primitivo y contemporáneo al mismo tiempo. Ella escanea para reconocer en la piel y en la saliva sus territorios posibles. Me gusta verla cuando lo hace, porque se aleja del presente y entrega con la boca el don de la confianza. Los ojos de Mariana son dos trenes en la noche, en su fondo hay un arcoiris de lascivia. Si es a otra mujer a quien recorre, me dice sin decirme nada, que su lengua es mi lengua y que bañar a su emergente consorte es poseerla para mí. Cuando es un hombre, el mensaje es más confuso y más exitante. Se parece a lo que dice con sus risas una niña desde el carrusel. Mariana es mía, lo es cuando se abandona a encontrar, con besos y en otros cuerpos, minas de caramelo. Mariana también es mía cuando a puerta cerrada, lame de principio a fin todo lo que encuentra en el jardín de juegos de mi cuerpo.
Imagen de re100cyber
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Una manera de acariciar llegando a cada rincon con sublime pasion.
Besos.
Lunna.
muy bueno