Paul Ditty recibe la misión de investigar el misterio que encierran unos documentos secretos. No, nadie busca un asesino, sino a los restos de una comunidad swinger olvidada en los años 70.
Puedes escuchar la versión sonora de esta reseña sobre: Time Capsule, un pódcast documental sobre el mundo swinger de los años 70 en Spotify o en tu plataforma de pódcast favorita.
Time Capsule: La historia detrás de las historias
No importa cuánto hablemos del swinging y de nuestras prácticas sexuales no convencionales, es muy difícil tocar en su profunda complejidad todas las dimensiones de los humanos que participamos del estilo de vida. ¿Quiénes somos? ¿Quiénes seremos para los que revisen nuestros escombros y los artefactos que dejemos atrás dando fe de nuestro andar por el mundo? ¿Quién y por qué visitará, cuando llegue el momento, nuestros funerales?
La historia es el camino por el que reflexionamos sobre nuestras acciones presentes. Y, tristemente, las historias sobre las no monogamias se pierden irremediablemente en las arenas movedizas de discursos unívocos. Poco sabemos, en realidad, sobre las personas que habitaron los mismos playrooms que ahora disfrutamos. Por eso, me cautivó desde el primer capítulo el podcast Time Capsule, The Silver Chain.
Supe de él gracias a The Swing Nation, quienes frecuentemente tienen algo que decir, pero que esta vez, apuntaron en una dirección verdaderamente interesante: El pódcast de Paul Ditty, producido por Diversity Hire LTD, Feelings and Co. y CYSA, es una serie documental de 8 capítulos. Unos documentos extraviados sirven de ruta para explorar la vida interna de individuos que, en la época en que yo nacía, fueron miembros de The Silver Chain, un club swinger suburbano en Minnesota.
La premisa es casi surrealista, pero de alguna forma resuena en la mente de quienes producimos textos que permanecen ocultos al ángulo cotidiano de nuestra existencia: Una caja de seguridad particular en la bóveda de un banco es abandonada. Cumplido el plazo legal, la caja se abre y los bienes pasan a ser activos del gobierno. Pero, en este caso, no hay bienes, sólo papeles que alguien, por azarosa inspiración, decidió no tirar a la basura y, en cambio, entregarlos a la Sociedad Histórica de Minnesota. Le habrán parecido curiosos. Se trata de una colección de boletines informativos que, entre 1976 y 1978, fueron distribuidos entre los miembros del club swinger The Silver Chain (una de esas comunidades que crearon el estereotipo de mundo liberal blanco, privilegiado y sofisticado en Estados Unidos). Hoy, los documentos llegan a las manos de un escritor de televisión que de niño quería ser detective y la búsqueda comienza para descubrir quiénes son estas personas que, aparentemente, la estaban pasando tan bien. ¿Cómo conocer, con cincuenta años de retraso, las identidades de hombres y mujeres que aparecen en fotografías mimeografiadas y que sólo se identifican con su primer nombre y una inicial? Con paciencia…
Como era de esperarse, algunos de los personajes están muertos. Otros están perdiendo sus capacidades físicas y mentales. Muchos, se reúsan a hablar de esa parte de su pasado, en la que la voz de Helen Reddy acompañaba dramas cotidianos, sexo grupal y necesidades de pertenencia no tan distintos de los nuestros. La misión antropológica no es sencilla, pero Ditty es incansable y con la dedicación de abuela que desenmaraña madejas revueltas de estambre, encuentra hilo tras hilo, las muchas caras de las personas que llevaban al cuello una cadena de plata con el logotipo del 77.
Como casi siempre ocurre con las buenas narrativas, la historia no es la que Ditty quería encontrar. Tampoco, sinceramente, la que yo quería escuchar. El investigador se topa con un prisma desplegando infinidad de ángulos en los que se revelan abuelos extraordinarios y terribles padres, mujeres poderosas y hombres trastornados, enfermedades mentales y decadencia física, tanto dolor y tanto orgullo, los miles de reflejos de una bola disco que disminuyó su capacidad de giro hasta la extinción.
De los 4.5 episodios que he escuchado hasta ahora, ninguno ha sido inocente de perturbarme, conmoverme o confrontarme con mis propias elecciones. Es evidente, que la cultura swinger ha evolucionado y que los individuos hemos cosechado los aprendizajes del pasado. ¿Pero, hasta qué punto? Lo que sabemos ahora es, en buena medida, resultado de las experiencias de grupos como The Silver Chain. Las siguientes generaciones tendrán que reconocer las aportaciones que nuestra historia les dejará. Y sin embargo, somos tan humanos en nuestra capacidad para repetir conductas que, no hay manera de no identificarse con estos personajes y sus siluetas difuminadas.
¿Recomiendo Time Capsule? Cien por ciento. Pero no sin la advertencia de que el escucha tendrá pocas oportunidades para enterarse sobre los detalles sórdidos del mundo liberal de hace casi medio siglo. En cambio, sobrarán razones para enfrentarse a los detalles sórdidos de la humanidad, y también, claro, a lo más encantador de nuestra especie. Así es, porque los swingers, antes que swingers somos primates muy elaborados.
