-Información para hombres solos-
Antes de empezar a escribir, debo aclarar algo y ser muy honesto al respecto. No somos aficionados a los singles (solteros embrollados en el mundo de los swingers). Paradójicamente, los tríos HMH nos encantan, pero hay algo en esta masa amorfa de afanosos chicos solos que, en algunos casos, nos da franca pereza y, en los peores, horror estrepitoso. Como siempre, el problema tiene varias aristas de las que hay que hablar con la esperanza de no pisar demasiados callos. Pero quisiera que este artículo sirviera a los más sensatos miembros de tan polémico grupo para ver las cosas desde la perspectiva de una pareja y poder con ello moverse con mayor facilidad dentro del ambiente SW.
Definición de términos
Swingers:
Parejas que, de manera consensuada, deciden abrir su sexualidad a la participación de otros… ¿Notaron que dije “parejas”? Así es. Aunque habrá más de una autoridad en la materia (especialmente empresarios del swing que han aprendido que en este sector hay una eficiente forma de pagar la renta) que diga que existe algo como un “soltero swinger“, el término resulta una falacia lógica. Swingers somos aquellos que decidimos salir del nicho de exclusividad sexual que acompaña al matrimonio tradicional, en busca de opciones de entretenimiento. El estilo de vida sw está basado en la preservación de la pareja-institución. Un soltero no escapa de ningún esquema de monogamia. Por definición, éste no es monógamo. Que si, en su exploración de diversos escenarios sexuales, opta por no follar con una persona sino con dos, esto no es sino añadir a su repertorio de placer, una práctica más. La existencia del estatus “soltero” no está regulada socialmente por un pacto de fidelidad sexual. La de la pareja occidental contemporánea, sí. Por lo tanto, es necesaria una marca lingüística para separar lo que hacemos de lo que se espera de nosotros. Tenemos un artículo relacionado con esta discusión y se puede leer aquí.
Tampoco existe tal cosa como “Soy swinger, pero mi pareja no”. El argumento debería explicarse solo. Pero no, señor, no. Si es su caso, usted podrá estar cruzando por un momento de incompatibilidad de intereses, o está con la pareja equivocada, o tiene sueños húmedos que su esposa no comparte, pero regresemos a nuestros términos: pareja, consenso, decisión. ¿Ya me explico?
Single:
Se trata de una persona soltera. El anglicismo ni siquiera es necesario, pero en el medio tenemos una afición particular por los términos que provienen más allá del muro que aún no existe. Usamos la palabra para hablar de quienes, sin estar atados a la voluntad de un cómplice de vida, disfrutan de las delicias del sexo grupal. Podríamos decir libertinos, pero quizá eso engloba más aspectos del placer no convencional. Además, el concepto de libertinaje siempre ha sido muy veleidoso. El punto es que un single es un individuo que quiere sexo con más de una persona a la vez.
Aquí conviene precisar que estamos en un terreno que excede por mucho los límites de la lucha por la equidad de género y se mueve más en el campo de la oferta y la demanda. Los singles son hombres. Las mujeres solteras, aunque técnicamente podrían ser llamadas igual, viven en una esfera diferente dentro del reino swinger. Es un mero accidente estadístico arraigado fuertemente en la, todavía patriarcal cultura: Son muchos los hombres ansiosos de introducir su miembro viril en la mujer del otro mientras que las mujeres que han aceptado compartir su sexualidad con más de uno es son infinitamente menos. Así que, al menos en ese sentido, las mujeres están en mucho mejor posición para negociar las reglas del juego. El ejemplo más burdo de todos es también el más sintomático: Hombres solos, doble de cóver; mujeres solas, sin cóver.
Swingle:
La palabreja a mí me encanta. La utilizan en algunos círculos para referirse a singles, cuya comprensión del ambiente les permite desenvolverse bien dentro de éste. ¡Esos chicos sí valen oro! Pero son tan escasos como los unicornios mismos. Creo que el quid está en la gran brecha que divide a un hombre con hambre de sexo y regido bajo el lema de “¡Hoyo aunque sea de pollo!” de un ser inteligente y hedonista para quien la experimentación es una forma de vida. La diferencia está en la elección. Mientras un extremo mora en el triste “Aquí hay, aquí aprovecho”, el otro ha elegido conscientemente que follar con una pareja es un manjar delicioso por el que hay que trabajar. Un swingle ha logrado, con convicción, desprenderse de la muchedumbre de merodeadores. Ha hecho resaltar su personalidad única y ha sabido ofrecer algo atractivo para las parejas a las que pretende cortejar.
Aseveraciones discutibles
“Los singles son parte esencial del mundo swinger“
Hace algunos años los hombres solos ocupaban un puesto similar al del lodo en la cadena alimenticia de los swingers. La verdad es que, un poco por moda, otro poco por evolución, cada vez son más parejas las que descubren que es delicioso incluir en la cama un hombre adicional. Son muchos los fetiches que entran en juego en un trío HMH o de plano en un gang bang. Empíricamente, tengo la impresión de que la fantasía de dos mujeres y un hombre, va cediendo paso a su contraparte conforme una pareja va adquiriendo más y más experiencia.
De ahí a que sean esenciales hay un abismo. Muchos swingers disfrutamos del alcohol, por ejemplo, pero nadie más o menos sensato se atrevería a decir que una chela es esencial para nuestra práctica. ¿o sí?
“Un single debe estar agradecido de que lo dejen estar con la mujer de otro”
La frase es un poco como del siglo pasado. Da a entender que la mujer es un premio concedido por un caballero amo y señor de las nalgas-feudo de su hembra. Una sociedad tantito más progresista concedería que todas las partes involucradas en un arreglo tripartita están obteniendo igual número de bonos de placer. Claro, a unos les irá mejor que a otros, pero eso poco o nada tiene que ver con quién es el hombre casado, quién la mujer casada, y quién es el hombre soltero.
Twitter, por ejemplo, es pletórico en ofertas de parejas disponibles para “singles solventes“. Tras una condición de ese tipo, uno no puede sino dudar de que ahí haya gato encerrado. ¿Por qué, si lo que buscan es un compañero de cama, requieren comprobantes de ingresos? Se podrá alegar que necesitan que dicho candidato tenga un esquema de gastos compatible con el de los solicitantes para poder elegir hoteles, lugares donde echar trago o restaurantes que satisfaga sus estándares de calidad. Pero nunca nadie ha visto un anuncio de “Buscamos parejas solventes”. “Solvente” dice “¡No seas tacaño!” y forzando un poco más las cosas, también dice: “¿Cuánto estás dispuesto a pagar por este culo?”
Así que el concepto de agradecimiento es, por lo menos, escabroso. Una single debería valorar a la pareja con la que juega. Sí. También una pareja debería valorar al caballero que decidió involucrarse con ellos. Para el caso, toda pareja debería estar agradecida con ellos mismos, con otras parejas, con chicas solas… y todo individuo, soltero, casado, viudo o is complicated, debería agradecer a todos los que, en algún momento, formaron parte de su vida sexual. O, de su vida, si somos más categóricos.
“El talento de un single está en sus genitales”
De este mito deriva la fobia que Mariana tiene por los hombres solos. La idea que la acompaña son las hordas de zombis masturbantes al acecho de una oportunidad para tocar, ver, oler o lo que sea. Es una imagen de menesterosos sexuales. Si se reduce a un ser humano, al que sea, a su capacidad genital se le priva de toda inteligencia, de toda capacidad de empatía, de toda sensibilidad y por lo tanto, de su valor como amante.
Un “single dotado” tendría que estar dotado de una serie de habilidades que le permitieran ser seductor dentro y fuera del mundo swinger. Alguien cuya habilidad consiste en agazaparse en un playroom para estar en el lugar preciso en el momento oportuno, no representa un objetivo deseable. Pero eso nos obligaría a volver al tema de la elección. ¿Un tipo ha elegido la vida del soltero dentro del ambiente liberal pero bien podría conseguir una pareja que lo acompañara en sus aventuras? ¿O es un hombre con un fuerte deseo pero sin medios para satisfacerlo? Me dan risa los perfiles que se definen como “Soy un chico muy caliente”. Bueno, pues eso determina su necesidad, no la nuestra. Nos encantaría encontrar descripciones de candidatos con habilidades que superaran dimensiones o resistencias. Tal vez ese es nuestro prejuicio, pero la experiencia nos dice que no se puede ser un buen amante, sin una buena conversación. En buena medida, porque la conversación genera en el conquistado la confianza para bajar la guardia en la alcoba.