Sus esculturas tienen el valor de la novedad. Un tipo que hace objetos tridimencionales con sólo delinearlos no deja de ser una curiosidad digna de propagarse por internet. Lo que a mí me cautiva más es lo paradójico. No encuentro material menos sensorial que el alambre. Sin embargo, los trabajos de esta serie de Gavin Worth, quizá por otro lado, la más convencional de su portafolio, logran una especie de milagro: capturar la delicadeza femenina con un contorno frío, rígido y maleable. La obra retrata, si lo pensamos bien, una piel que se antoja tener cerca, pero de un material que preferiríamos tener lejos, y retrata también a esa piel por medio del espacio que no es nada.
Link: Gavin Worth
Preciosas esculturas y con muy buen gusto.