SQ, el poder del desfío las y parejas E.V.A.

Swingers en México | Fiesta SW | Club EVA SQ | Jardín de Adultos

Me llamaba la atención que SQ se definiera como una opción, no swinger sino E.V.A. (Estilo de Vida Alternativo) Es decir, defienden que el mundo SW está ya muy acorrientado y que es necesaria una nueva ideología. En parte coincido con esto, cuando menos en la mayor parte de los casos de la Ciudad de México. Me parecía curioso que su presencia en la red es casi nula, y pensé que si el club que más me gusta fue el más difícil de encontrar, y el que menos, el más sencillo, quizá también hablaría del tipo de parroquianos, tal vez, más selectos y menos proclives a soluciones simples. No sé, hasta ahora, sólo elucubraciones.
Todo en nuestra visita a SQ tuvo que ver con prejuicios, y éste sábado compartí parte de lo que leía la semana pasada en UHL. Quienes damos valor a la experiencia, algunas veces construimos, en torno a ésta, una serie concepciones que nos impiden creer en cosas nuevas. Mi oleada de prejuicios inició con la selección del lugar. Dudaba de que algo que se definiera como un sitio para “parejas seleccionadas” en realidad lo fuera. Es decir, nunca entraría a una sastrería que se llamara “Trajes Elegantes”, a una pastelería que se llamara “Postres Finos” o a una librería que se llamara “Sólo Para Cultos”. Ciertas cualidades perceptibles no son nominales, sino que revelan en comportamientos que distinguen a unos grupos de otros.
Segundo prejuicio, al hacer la reservación me llegó un correo escrito con puras mayúsculas y en ese momento estuve a punto de abortar la misión. Nada soporto menos que las gritonas mayúsculas en el lenguaje escrito. Tercer prejuicio, el correo se refería a las mujeres como “damas”, un apelativo que, en esos contextos, siempre me remite a los prostíbulos de carretera. Sólo me saca más ronchas el término “damita”. Para ese momento ya no sabía si yo estaba exagerando o si todo lo anterior era resultado de haber corrido mucho por toda clase de lugares. Pero luego leí que la mezclilla estaba prohibida para los hombres y eso me cayó tan gordo que decidí dejar la decisión de ir o no ir en manos de Mariana.
En cambio, ella encarna el espíritu del mar y se dejaba llevar por las olas. La fiesta era “Noche de bikinis” y me dijo que la llevara a comprar uno. Yo no quería, acabamos de traer de Europa tres vestiditos encantadores, de esos que, paradójicamente, no se pueden usar en público y que te mueres de ganas de presumir. Me parecía absurdo no sacar a uno de ellos a pasear, ahora que podíamos, sólo porque a un organizador desconocido se le había ocurrido la idea de los trajes de baño. Dijo ella: “Si es fiesta de bikinis, ¿por qué no llevaría yo un bikini?” Y entonces vi un destello en su personalidad resultante de las vacaciones a Cap. El placer de prepararse para disfrutar. Me gustó y no quise dejarlo ir. Quince minutos después, la niña se probaba una docena de trajes de dos piezas de la cual yo tendría que escoger el mejor.
Llegamos a las once y todo apuntaba a que no me iba a gustar el lugar. Lo que me angustia cuando eso ocurre es que temo que Mariana suba sus defensas y que entonces no vayamos nunca otro sitio si no es con un avión de por medio, y para eso no hay presupuesto que alcance. Había mucha seguridad, lo cual, creo que para nadie en esta ciudad es malo más que para mí. El club está en un segundo piso y hay que pasar varias puertas misteriosas y alguna revisión para llegar a su interior. La invitación decía treinta parejas y yo no podía creer que la cosa fuera tan literal; se trataba de una oficina adaptada con exactamente sesenta sillas en que apuntan a una tarima en el fondo. El equipo de iluminación es bastante sofisticado y las sillas se acomodan en pares frente a una mesa de madera. Primer detalle interesante, descubrir que las mesas tienen lockers incluidos. Pensé “Vaya, por fin alguien con sentido de lo práctico”. Por otro lado, me agradó también que el color preponderante fuera blanco y no el negro de todos los clubes swinger. Aunque, insisto, pareciera como si el lugar cubriera funciones administrativas cuando no sirve de refugio a las aventuras sexuales de quienes, por obra y gracia de una curiosa metáfora, también cubren funciones administrativas cuando no están jugando con otras parejas.
Las bebidas están incluidas y uno tiene que pedirlas por nombres altisonantes. Bebimos lubricante y una chaqueta en lo que ocurría algo. “Primera llamada, primera”, más teatralidad en el asunto y de pronto sale un cómico- animador a la vieja usanza acompañado de cinco chicas y en el mejor estilo de los burlesques viejos bailan y dan la bienvenida a la concurrencia. El hombre del micrófono anuncia lo que va a ocurrir y nos regala de premio a todos los que llegamos temprano, 10 vales que se sumarán a otros varios que podremos ir ganando conforme participemos en las dinámicas. Prejuicio número “n” odio las dinámicas. Punto a favor, me gusta la competencia.
La noche es un espectáculo que oscila entre reunión de optimistas, programa matutino de televisión y chou de teatro-bar. Cualquier momento es aprovechado para decir que SQ está dirigido a las parejas de clase media alta, menores de 48 y que se quieren mucho, cualquier momento es bueno para hablar del amor y el valor de las mujeres. Es notorio que quienes están detrás de este lugar han pensado mucho, han resuelto detalles y han armado un espacio donde sea muy difícil no pasársela bien. Algunas veces de forma muy naive, pero es justo asegurar que todo está muy cuidado. Las dinámicas son, en general, poco sexuales lo cual facilita la participación y claro, está el incentivo de vales que la fomenta bastante. Eso sí, nada de presiones. Una vez sin la carga de las expectativas, es fácil dejarse ir. Mariana jugaba todos los juegos, y acumulaba vales. Se divertía como una tonta y no hay manera de no pasarla bien si esa mujer está contenta.
El staff del lugar es algo que hay que mencionar. Muchos, mucha gente, entre estacionamiento, seguridad, meseros, animadores y gerentes parece haber más anfitriones que parejas, y todos muy atentos. Luego llegaron los strippers (aquí les llaman “artistas eróticos”) y ahora sí, los vales se obtienen al jugar con ellos. Para ese momento, ya estábamos más que decididos a ganar el primer premio (el privilegio de no pagar nada esa noche), y esa fue suficiente razón para que Mariana se metiera dos veces con dos hombres, yo algo tuviera que ver con las dos chicas y termináramos los dos en el escenario principal follando con los artistas. Divertido, y muy lucrativo, en ese último juego conseguimos vales suficientes para ganar tres veces el primer lugar, y suficiente buen humor como para una larga sesión en el playroom (aquí se le llama “zona íntima”).
Entramos a jugar y escogimos una esquina. La zona es como me gustan, tamaño proporcional al número de parejas, de tal suerte que puedas estar muy cerca de otros, pero no necesariamente tocarlos, una distancia que permite que todo esté al alcance de tu mano cuando así lo quieras. En la puerta siempre hay alguien que cuida de que no entren hombres desatendidos. Decía pues, que escogimos una esquina para dejar que la imaginación se encargara de nosotros. Y así lo hizo. Después de cinco orgasmos y de que dos parejas pasaran por nuestro lado izquierdo ocurrió que me dijo Mariana que sentía una mano sobre su cuerpo. Le pregunté que si esa mano era deseable, y no me contestó porque cuando vio a nuestro compañero de sillón desnudarse lo primero que pensó es que no se metería nunca con un hombre que usa ropa interior marca un equipo de futbol. Pero tampoco me dijo que no, último prejuicio de la noche en caer. Y su silencio fue mi pie para tocar a la chica que estaba a lado de mí. Ella se levantó para besar los senos de Mariana y así, entre leves toqueteos y besos furtivos llegamos dos o tres ruidosos orgasmos más adelante a feliz puerto.
Salimos de ahí, sedientos y empapados en sudor. El ambiente seguía con anuncios de los animadores y karaokee, algo así como la tornafiesta de una reunión de viejos amigos. Se entregaron los premios del concurso de los vales y, claro está, ganamos nuestro primer lugar: cortesía para esa noche. Nada mal para tanta alharaca, nada mal para tanto placer, nada mal para haber aprendido a llevar a las fiestas siempre el mejor traje y la mejor actitud.

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About the Author: Diego V

Diego y Mariana son una pareja swinger mexicana aficionada a contar sus historias y a compartir sus aventuras en el estilo de vida sw. Los autores detrás de "Jardín de Adultos", "¡Mariana no da consejos!", "Breve Manual para Swingers" y otros muchos proyectos dirigidos a dar información sobre el ambiente liberal y a fomentar una cultura de diversidad, sexo positivo, y educación responsable.

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  1. E.V.A. ; la primera invitación que nos llegó del sitio SQ no llamó tanto la atención como para tratar de hacer planes noctámbulos en un lugar, digamos, desconocido para el medio de alocados y liberales.
    Sin embargo, a la segunda llamada la fiesta se denominaba, "Las Vegas" y la propaganda parecía interesante… hicimos las reservas correspondientes, igualmente con algunas cosas chocantes como las que describes, en fin fuimos. El lugar me pareció de entrada como si fuera a tener sexo con mi secretaria (ahora se dice asistente ejecutiva) en un escritorio y, como llegamos un poco demorados, la sala cuasi llena.
    Por un momento pensamos en abortar la misión, pero ya estábamos ahí y decidimos simplemente dejar pasar la noche divitiéndonos nosotros.
    El famoso show "Las Vegas" simplemente del nabo, pero a pesar de todo llegamos a la hora cuchi cuchi en la "zona íntima 1" y estuvimos un ratito por la saturación del lugar, decidimos salir en pelotas y aventurarnos en la "zona ínitima 2", que curiosamente estaba completamente sola.
    Nos dedicamos a los juegos y múltiples orgasmos de Sam, sin darnos cuenta de pronto teníamos alrededor de media docena de parejas espectadoras, nadie se animó a interrumpir tal cantidad de gritos y contorsiones, al final sólo una pareja decidió acompañarnos con uno que otro paseillo de manos cómplices y… preguntarle a Sam cómo era posible tal cantidad de orgasmos contínuos.
    Probablemente nos costará trabajo regresar al SQ, la verdad no fue tanto como se esperaba, pero para una noche de diversión sna y en pareja, diremos que valió la noche.
    Coincidimos, hay seguridad que no necesariamente significa estar seguros, pero por la cierta cercanía con la casa, no apostaría a que no volver.
    pd. También estuvimos pensando la noche de bikinis, pero en esta ocasión no ganó el morbo por la aventura.
    Un abrazo
    Samantha y Alfonso

  2. el15 de febrero 2014 fuimos mi pareja y yo la pasamos bien creo que tiene diferentes lugares ya que via mail te envíanun croquis o mapa donde será la reunión, las intalaciones no eran de lujo pero en general bien, las parejas con buen humor y los anfitriones muy atentos y hacen sentir confianza y arman un buen ambiente, regslos interesantes, los y las strippers pues no tan guapas pero pasables, aunque no son tan selectos las parejas las mujeres más atractivas que los hombres, todos se ven de nivel profesionista, respetuosos, pero pasas bien la noch, premios y regalos por consumo asi que no sientes que gastas de más en tragos, seguridad buena aunque como era nuestra primera vez no contacto con muy intimo con otras parenas pero no entendí si había preservativos o solo era accesorios de higiene, las mujeres de seguridad tambien en los cuartos intimos estan pendientes de la higiene de los lounge, aun cuando no se si el liquido limpiador solo o si utilizan algo más profesional para este tipo de lugares es mi duda, en general si volveríamos a ir.

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