Me gustó casi desde el principio de la lectura el tono casi idílico de sus historias. Cuentos íntimos es el joven blog de una joven , Paty C. Marin, con muchas fantasías que contar. Se conduceacrobáticamente por un camino que bordea los lugares comunes del erotismo, pero cuado está por llegar, gira quirúrjicamente para así evitarlos. Sin duda, vale la pena regresar con frecuencia a leer historias donde hombres y mujeres se desean y se obtienen en mundos de letras finamente decoradas.
Fragmento de: Almendra y Chocolate
“- Espero que no le tengas aprecio a esta ropa… – murmuró arrancándole la tela, descubrió por fin su apasionado sexo. Almendra se sintió profundamente avergonzada, no había podido reprimir el deseo y su entrepierna estaba completamente empapada. Con delicadeza, el moreno apoyó el índice sobre su hendidura y eso fue suficiente para que Almendra volviera a suspirar de placer. El rubio, entretando, se había saciado con su pecho izquierdo y ahora lamía el derecho, sin dejar de acarciar el izquierdo con los dedos. Almendra se llevó las manos a la cara para ocultar la vergüenza que sentía, se tapó la boca con una mano para evitar oír sus propios jadeos. El moreno se limitó a frotar con suavidad el nacimiento de su sexo, muy despacio; después, separando los pétalos de la flor, dejó caer un hilo de tibio chocolate entre sus labios. El cuerpo de Almendra se convulsionó por la honda impresión recibida, el hombre rubio, mientras ella temblaba, le apartó las manos del rostro y la besó, distrayéndola del verdadero objetivo. Esta vez sus lenguas se rozaron y Almendra no pudo seguir reprimiéndose. Se besaron lascivamente mientras el moreno empezaba a acariciar su sexo lleno de chocolate. Presinó con la yema del índice la semilla de Almendra, lo deslizó hacia abajo y finalmente lo metió en su ardiente cavidad. Ella ahogó sus gemidos en la boca del hombre rubio, que seguía deleitándola con las caricias en sus pechos, pellizcando incansablemente sus pezones, primero uno, luego otro, de nuevo el primero. El moreno presionó la mano contra su sexo, metiendo el corazón completamente dentro de ella. La penetró varias veces, haciéndola estremecer, Almendra únicamente podía dejarse hacer, pero movió la cadera al ritmo que el moreno imponía con su magnífico dedo. A este dedo, de pronto, se unió su boca y su lengua degustó todo el chocolate fundido que cubría su sexo sin que su dedo detuviera los lúbricos movimientos. Sus jadeos pronto quedaron ahogados entre los labios del rubio y el moreno dio buena cuenta del dulce, para continuar allá dónde ya no había chocolate.”
Link: Cuentos Íntimos
Autora: Paty C. Marin