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- Los swingers también truenan
- Rompimiento y reconstrucción
- ¿Cómo volver al medio swinger?
Relaciones swinger que terminan
Escenarios frente al rompimiento
Me preguntó un lector en un correo electrónico: ¿Qué sucede cuando la relación de una pareja swinger termina? ¿Qué se hace con los amigos? ¿Cómo se sigue viviendo el lifestyle en soltería? ¿Dónde se encuentra una siguiente pareja dispuesta a practicar el swinging? Las relaciones de parejas swinger también se acaban (algunas veces) y para muchos puede significar un verdadero dilema. No había escrito antes sobre el tema porque cualquier cosa que diga al respecto será dictada desde la barrera. Mariana y yo no hemos cruzado nunca por una situación parecida, sin embargo hemos presenciado el desfile de los rompimientos durante el tiempo suficiente como para haber pensado mucho en el tema.
¿Hay que dejar el ambiente sw al terminar una relación de pareja?
Como es obvio, no todos los casos son iguales y, en la medida en la que cada persona busca cosas diferentes en el mundo swinger, la forma de procesar la relación de cada individuo con el medio es distinta. Para algunos, las prácticas liberales están íntimamente vinculadas al tipo de relación que habían construido con su ahora ex. Por lo tanto, ya sin relación de por medio, éstas dejan de tener sentido y desaparece la necesidad de seguir en el medio. Pueden, entonces, volcarse en otros estilos de vida como la yoga o el paracaidismo. En cambio, para otros tantos, el estilo de vida constituye una parte esencial de su personalidad, escala de valores y forma de entender las relaciones de pareja. Ellos se plantearán el problema con más profundidad y buscarán alternativas con más ahínco. Después de todo, nadie tiene por qué abandonar algo sustantivo a su vida.
¿Si ya no tengo pareja, qué pasará con mis amigos swingers?
Las rupturas ponen en jaque a las redes afectivas que nos rodean. Los amigos se vuelven locos y nadie quiere pero igual se eligen bandos. Para nadie es sencillo. Evidentemente, la gente del ambiente swinger con la que se ha estrechado vínculos no queda exenta de esta dolorosa dinámica. Mariana y yo, algunas veces, bromeamos con eso y presupuestamos escenarios en los que tenemos que decidir con cuál de los dos miembros de alguna pareja nos quedaríamos. Es un juego macabro, pero posiblemente esclarecedor. Sobre todo, porque algunos individuos son simplemente accesorios de su pareja o incluso un mal necesario para poder convivir con alguien que sí queremos tener siempre cerca. Ni siquiera tiene que ver con el género. Uno pensaría que las mujeres son más fácilmente aceptadas después del divorcio que los hombres, pero no es del todo cierto. Lo atractivo o poco atractivo que resulte una persona para su grupo de amigos es mucho más complejo que la fantasía porno del MHM.
Algunas veces, es por completo imposible decidir con cuál de los dos nos quedamos porque queremos a los dos en equivalentes proporciones, y optamos, en nuestra mente, por quedarnos con ambos. Situaciones como ésa nos han ocurrido también en la vida real y hemos observado que difícilmente es, después de todo, nuestra decisión. Los amigos se alejan o se mantienen cerca según sus propios intereses y la manera en la que manejan sus rompimientos. Casi nunca depende de lo que queramos nosotros sino, más bien, de lo que necesiten ellos. Así que una persona que se encuentre en tal situación, probablemente, podrá confiar en que, si lo busca, su círculo de apoyo seguirá presente aún después de la separación.
Hay que entender, de todas maneras, que la relación con el medio, claramente no será la misma y, seguramente, habrá que adaptarse al cambio.
Conseguir una nueva pareja swinger
Sobre todo para aquellos que estuvieron muy activos en la comunidad, es probable encontrar una siguiente relación dentro de los círculos de sus círculos sociales. En este caso, el género tal vez influya un poco más, pero tampoco creo que sea para tanto. Pienso que depende mucho más de la personalidad de cada quien. Hay personas que son buenas para conocer personas y hay otros que, simplemente, no lo somos.
No es esa, en todo caso, la única alternativa. También hay otras personas en el mundo exterior que podrían estar interesadas en recorrer los caminos liberales. Pero no la sabremos si no preguntamos. Quizá el problema es que cuando empezamos a salir con alguien no queremos mostrar nada de nosotros que pueda ahuyentar a la otra persona y, entonces, mantenemos una especie de ilusión esquizofrénica que, difícilmente trae algo bueno. La compatibilidad es un tema con aristas.
Como en tantas otras cosas, se trata de establecer prioridades sobre lo que consideramos importante para nosotros y lo que no es tan relevante. Dependerá de eso el tipo de persona con la que terminemos estableciendo un nueva relación. Evidentemente, si en ese orden dejamos hasta el final el deseo de regresar al ambiente liberal, se reducen las posibilidades de que esta nueva persona esté interesada en recorrer el camino swinger con nosotros.
No digo que no se pueda, simplemente, me parece difícil que si empiezo a salir con una chica con estructuras de pensamiento muy conservadoras y firmes respecto a la monogamia o poco interesada en el sexo y elijo quedarme con ella porque cubre a la perfección el resto de mis necesidades afectivas, logre conducirla al estilo de vida. Difícil, repito, no imposible. En cambio, si mi elección está basada en encontrar alguien más aventurada o dispuesta a discutir abiertamente temas de sexualidad, será más sencillo. Es decir, si el medio es una prioridad, valdría la pena ponerlo sobre la mesa más temprano que tarde.
Igual, me parece que termina, como muchas de las cosas del swinging, siendo un tema de sinceridad. Comprendo que, tal vez no sea tan cómodo decir en una primera cita. “Mira yo soy swinger y si a ti no te gustan los gang bangs, tal vez no tengamos mucho en común”. Pero sí sería importante mencionar nuestras visiones sobre la monogamia, la fidelidad, el sexo consensuado, los celos… en fin. Sería importante indagar, mientras las cosas aún no están tan serias, qué tan dispuesta está la otra persona a probar experiencias nuevas. ¿Para qué esperar hasta que nazca el tercer hijo para darse cuenta que con esta persona ya no hay retorno posible a la poligamia consensuada?
Muy agradecidos por estos textos
Compartimos muchas lecturas significativas para nuestra relación de pareja