- Parejas swinger gestionando la autonomía
- Reglas para parejas sw
- ¿Siempre juntos o también se puede jugar separados?
Soltando al otro y manteniendo la unión en la pareja swinger
Al principio las reglas eran muy claras para nosotros. Nunca solos, siempre juntos. Como la mayoría de las parejas swinger, consideramos nuestra relación mucho más valiosa que cualquier satisfactor momentáneo. Explorábamos, por lo tanto, el mundo liberal como unidad indivisible. El contacto entre Mariana y yo era constante y no había lugar para la diversión autónoma. En aquel entonces, yo no jugaba si ella no jugaba y viceversa.
El tiempo pasó y con él se disiparon muchos de los temores sobre lo que podía ocurrir si el delgado hielo bajo nuestros pies, se quebraba. Básicamente, aprendimos que el hielo no tiene porque romperse, que nuestra relación no se fundamenta sobre un lago que cambie de forma según la temporada. Gracias a eso, logramos que cada uno de nosotros se apropiara de cierta autonomía de que nos hizo más dueños del entorno en el que nos movemos y, por supuesto, también de nuestras acciones.
¿Tenemos que estar siempre juntos?
No salimos con otras personas por nuestra cuenta. Seguimos siendo monógamos. Pero el alcance de nuestros juegos se ha extendido considerablemente. Ahora, por ejemplo, es posible pensar en Mariana jugando con una pareja de amigos siempre y cuando su juego mantenga algún tipo de complicidad conmigo. ¿Es una cuestión de tiempo en el ambiente o de confianza en el otro? No necesariamente. Es más bien una característica de la comodidad que genera el entorno conocido.
Los humanos tendemos a querer libertad de acción, autonomía, digamos. Pero no queremos sentirnos abandonados o abandonar a quien amamos. Es una paradoja porque mientras más nos arraigamos a nuestra pareja, menos territorio tenemos disponible, pero si corremos solos como conejos en libertad, nos desapegamos de la persona a la que queremos y a la que queremos proteger. Quien tiene hijos quizá entenderá lo que trato de decir.
¿Podemos jugar cada uno por su lado?
En esto del swinging hay un principio básico: las reglas y los acuerdos se respetan siempre porque garantizan una seguridad muy necesaria. Y hay otro principio que Mariana y yo defendemos mucho: la libertad sexual no es una escalera que haya que transitar en una sola dirección, ni es una línea progresiva. Cada quien se mueve en el sexo como mejor le parezca. Por eso es importante revisar, de cuando en cuando, esos convenios que hicimos con nuestras parejas. ¿Todavía están vigentes? ¿Aún queremos swinguear de esa manera?
Los swingers, mejor que nadie sabemos que las personas cambian y que las fantasías se modifican. ¿Notaron que no utilicé la palabra “evolucionan”? Para Mariana y para mí, sigue siendo indispensable jugar siempre juntos, pero nuestra definición de “juntos” ha cambiado paulatinamente. A veces significa que yo puedo jugar y ella no, porque ese día no se le antojó y ya. O significa que si yo no puedo acompañarla, ella podría irse a follar con unos amigos nuestros y me manda las fotos. O también, que un día se nos antoje alejarnos del bullicio de la fiesta y simplemente observar juntos con la certeza de que ninguno de los dos se está perdiendo de nada. Lo que quiero decir es que cuando aprendimos que el entorno no era una amenaza nos permitimos volar en otras direcciones.
Eso no es mejor ni peor, simplemente, es más vasto.
