Aquí están Ale y Manuel
Soy un nerd. Un nerd monotemático del sexo, pero un nerd al fin y al cabo. Como erotoñoño que soy, me obsesioné en alguna época por buscar información referente al ambiente sw en México y sobra decir que, en su momento, encontré muy poco. Lo que se dice de los swingers (Lo he repetido en más de una ocasión.) se enuncia desde la vitrina. Los medios de comunicación, sabedores de que el rating necesita conmoción, utilizan de vez en vez el tema para sacudir a las buenas conciencias y vitaminar sus porcentajes. El temprano éxito de nuestro querido Jardín de Adultos, nos dejó claro que no éramos los únicos que necesitaban escuchar a primeras personas hablando de nuestro estilo de vida. Todos los días nacen parejas liberales en vías de desarrollo que se vuelcan sobre la internet en pos de alguna luz que facilite sus primeros clavados hacia las profundidades del sexo compartido. Hay poca todavía, pero cada vez hay más.
Por eso hoy me pareció oportuno celebrar el podcast de Ale y Manuel que llega ya a su emisión número 20. Es la gran cosa no sólo por el encomiable esfuerzo y disciplina que representa sacar cada semana una hora de programa de radio sin mayor motivación que la de compartir, sino por lo importante que resultan los espacios como éste, en nuestro país. Lo que Swinger México logra es valiosísimo para todos: dar voz a los miembros de una comunidad que, por su naturaleza, vive en la clandestinidad.
¿Por qué hay que escucharlo? En principio porque está bien hecho y porque es divertido. Pero lo más valioso es que mientras las estrellas de la comunicación se desgarran las vestiduras tratando de entendernos, ellos conversan, cuentan historias y discuten el lifestyle como si tal cosa. Convierten en realidad el imaginario. A través de su voz, materializan la respuesta a la pregunta ¿de verdad habrá quien haga eso y sea feliz? Sí, si lo hay. Y somos muchos, pero lo vivimos bajo la tierra y nunca salimos a la superficie, sino disfrazados de civiles. Trabajos como el de ellos ofrecen a los interesados una ventana confiable a nuestro cotidiano y alejada del tamiz del escándalo.
Son coloquiales y sexosos. Hablan como quien platica en la cama con amigos y no sueltan netas de ningún tipo. Sin embargo, sus conversaciones encierran la certeza de lo real, demostrando que nuestro ambiente tiene gente de todos los tipos y para todos los gustos. Que los swingers no somos tal cosa o tal otra, pero que, en tanto gremio, compartimos el amor por ser felices sin complicarnos la existencia con supuestos. 
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