Crónicas de nuestros viajes swinger
Fin de semana para parejas en El Pistache, Hotel Boutique
Quedábamos ya pocos. Luz no había probado las delicias del Hitachi y Pluscuam Celebridad andaba de antojo. Valía la pena traerlo para hacer una demostración práctica. Algunas veces Mariana y yo nos sentimos algo así como vendedores de Amway, pero no tiene remedio, cuando uno conoce algo que funciona, más vale compartirlo. Es mal karma no hacerlo. Nos arrinconamos en una de las camas del fondo. Empezamos a jugar con Pluscuam mientras Señor Don Pajo observaba con cuidado para ver si alguna estrategia que no conocía se le revelaba en el momento. Mariana era la operadora principal, los demás fungíamos de asistentes autorizados. Autorizados para todo. Tocábamos, lamíamos, mordíamos mientras mi mujer hacía gala de su experiencia con el extractor de orgasmos. El primer cliente quedó satisfecho.
Tocaba el turno a Luz. Los mimos de Mariana y su aparatejo vibrador se complementaron ahora con mi mano poco santa explorando sus interiores. Mariana sabe cuando aplicar fuerza y cuando retirar. Luz apretaba las piernas con tanta fuerza, con tanta violencia que daba gusto detenerselas, primero con los brazos, después con los hombros, luego con todo el cuerpo. Los gritos se alargan y se clavan en la noche. El climax es un enorme camino largo que se prolonga en subidas y bajadas, en curvas, ires y venires que en cada segundo produce un espasmo diferente. Termina agotada. Mariana suspende la terapia y Luz pregunta si me puede maltratar. Digo que sí. Me besa con fuerza, me jala del cabello. Las uñas en mi espalda. Sonido nos mira mientras su esposa me hace derretir a fuerza de apretones. La sujeto. Me sujeta y la violencia es tan ardiente que es difícil soltarse para ir con la siguiente cliente.
Mariana se queja de que no le llega su turno. Puro trabajar y nada para ella. Entonces se acuesta y mi empleo consiste en aplicar el juguete entre sus piernas. La Inocente Acosadora acaba de regresar de algún devaneo en una de las habitaciones y está junto a nosotros. Se une a la masa de manos y labios que le procuran atenciones a Mariana. Puedo practicar un poco de la técnica ganadora de los dedos, pero ese es el territorio del Conde. De todas formas, la estrategia no va nada mal y veo como Mariana se contrae en un grito largo y placentero. Sus orgasmos son como un alambre de púas extendido por todos lados. Luego viene ese momento entre delirante y cómico en el que no hay manera de tocarla. Es una bomba de sensibilidad; cualquier roce la hace pegar de brincos y hacer contorsiones mágicas. Es un deleite verla. Parece como si venirse sea su casa.
Hola! Quisiera saber si conocen lugares o fiestas privadas que se organicen en Monterrey, ademas del club melange hay otros?
Que opinion tienen del club melange? Me interesa mucho! Gracias!
me gusto este relato, saludos
Feliz Año a ambos.
Disfruten de cada día 🙂
Te debo mi sincero agradecimiento: hitachi llegó a nuestra manos… Ahora sé el por que de los orgasmos de Mariana. Esto es magia!!!!!