Más apuntes desde Desire

Crónicas de nuestros viajes SW

Una tarde todavía con sol, ella y yo pensábamos desde el jacuzzi en lo mucho que queremos pasar así el resto de nuestra vida. Desnudos, calientes y rodeados de cuerpos que cobran o pierden sentido con el paso de las horas. A fin de cuentas, cuerpos, y a veces, conversaciones. Pero siempre cuerpos.  Platicar nos llevó a pensar y pensar a desear. Y el deseo nos hizo aprovechar la ocasión de estar en el jardín de las delicias. De pronto, nos descubrimos bajo el cielo y entre el agua haciendo el amor. Lo hacíamos porque podíamos, porque estábamos ahí y nos teníamos para poderlo hacer. Lo hacíamos porque teníamos ganas y porque no había nada que lo evitara. Lugar apropiado, personas apropiadas, voluntades apropiadas y, más interesante aún, público apropiado. Nadie, de todos los que nos rodeaban, dejó de hacer lo que estaba haciendo, es decir, disfrutar del día, de la barra y del derecho de estar rodeado de cuerpos. Sólo que ahora, alguien follaba frente a los turistas y eso sólo añadía valor a la tarde.




Mariana estaba montada sobre mí, y yo estaba muy dentro de ella. El vapor se condensaba sobre sus pezones, y iluminaba su cabello desde atrás. Ella era la llama de una de esas velas que flotan en el agua de las tinas. No quitaba la vista de mis ojos, pero sentía los ojos de todos los demás. Las miradas que se acercan a los cuerpos, y los cuerpos que vienen con las miradas y que cada vez están más próximos a nosotros, ingenua pareja que hace el amor en el centro de atención de todos… y todos que disfrutan de poder participar del amor de la pareja.

Nadie rompió la distancia, ni intentó tocar. Pero nadie despegó los ojos de la espalda que se arqueaba sobre mí, del trasero que se comprimía entre mis manos, de las gotas de sudor que escurrían por su rostro, de los labios entre abiertos… de esa boquita de quiero más. Disfruté encontrar mis ojos con los ojos de otras mujeres, de sus sonrisas cómplices, y de descubrir que estas mismas mujeres llevaban las manos con discreción por abajo del agua, con la esperanza de encotrar una ofrenda de genitalidad que tiemble bajo su tacto. Sabía que mientras nos miraban, querían hacer lo mismo. Sabía que más tarde lo harían. Para eso viene la gente a Desire, pero que por el momento, gozaban de desear y de desearnos. Después, en sus cuartos o en otros rincones, todos esos espectadores, dejarían salir a sus instintos. Y mientras yo besaba a Mariana, sonreía imaginando, que al dejar salir a sus instintos, lo harían deseando el cuerpo de mi mujer, que para entonces ya habría llenado la playa con sus gritos.

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About the Author: Diego V

Diego y Mariana son una pareja swinger mexicana aficionada a contar sus historias y a compartir sus aventuras en el estilo de vida sw. Los autores detrás de "Jardín de Adultos", "¡Mariana no da consejos!", "Breve Manual para Swingers" y otros muchos proyectos dirigidos a dar información sobre el ambiente liberal y a fomentar una cultura de diversidad, sexo positivo, y educación responsable.

0 Comments

  1. Hola me gustaría que publicaran mas historias de sus experiencia en Desire pues mi esposa y yo nos estamos animando y eso nos serviría mucho. Gracias

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