Mariana, cuando es horizontal, se extiende por todo lo largo de mis dedos. Se deja navegar por mis labios. Mariana no puede, con sus gemidos, romper las olas de mi pelvis. Mariana se hizo a la medida de las manos que la amarran. Se escurre como la piel y aparece nuevamente en la otra orilla, en donde nadie la espera. No sabe como pasa el tiempo, no pregunta nunca porqué se detiene la noche. Mariana me mata de sed sobre el agua, como a los viejos marineros, y luego me muestra como su piel no se termina en los bordes de las sábanas.
Diego Velázquez
Imagen vía: Analcoholic
Oiga usted, que bonito!!!!
si es un bello poema